La Expansión Religiosa y el Derecho a la Libertad de Culto #opinión

En el contexto actual, la expansión de diversas religiones y la presencia de líderes religiosos con comportamientos inapropiados han generado una serie de debates públicos. Recientemente, un comunicador del Nuevo Diario sugirió que el Estado debería regular las iglesias debido a los casos de abusos sexuales que han surgido en algunas congregaciones evangélicas. Por otro lado, el diputado Wessin Chávez alertó sobre la expansión del Islam desde Haití, planteando preocupaciones sobre su influencia en la República Dominicana.

Históricamente, la presencia de violadores en las iglesias evangélicas no es una novedad; lamentablemente, han existido en todas las denominaciones debido al gran número de iglesias. Regular este ámbito es un desafío complejo. Sin embargo, la sugerencia de controlar y regular las iglesias plantea serios problemas respecto a la libertad de culto y de reunión, derechos fundamentales protegidos por la Constitución.

Wessin Chávez, por su parte, ha expresado su inquietud sobre la expansión del Islam, destacando su crecimiento en Haití y su posible impacto en la República Dominicana. Esta preocupación, sin embargo, se basa en una percepción errónea de que el Islam es intrínsecamente violento. Es crucial entender que, al igual que en todas las religiones, existen extremistas, pero estos no representan a la mayoría pacífica de los musulmanes.

Comparando la expansión del Islam con otras religiones, observamos un fenómeno global: el cristianismo evangélico ha crecido significativamente en países tradicionalmente católicos, como Brasil. Del mismo modo, el Islam y el judaísmo también están ganando adeptos en diversas partes del mundo. Es importante recordar que todas las religiones han tenido momentos de radicalismo; la historia está llena de ejemplos, desde las brujas de Salem hasta la Inquisición Española. Sin embargo, es injusto etiquetar a una religión completa por las acciones de unos pocos.

La llegada y expansión del Islam no es un fenómeno aislado ni exclusivo de Haití o la República Dominicana. La globalización y el acceso a Internet han permitido que muchas religiones y culturas lleguen a todos los rincones del mundo. Hoy en día, vemos influencias culturales de países como Turquía, Corea del Sur e India a través de sus producciones de cine, televisión y música. Del mismo modo, el Islam se ha expandido pacíficamente en muchos lugares gracias a inversiones culturales y comerciales.

La resistencia de las religiones establecidas frente a la llegada de nuevas corrientes es un fenómeno natural. Sin embargo, intentar prohibir la expansión de una religión contradice los principios de libertad de culto y de reunión. La Constitución garantiza estos derechos, permitiendo que cualquier persona pueda practicar y difundir su fe libremente. Prohibir la llegada del Islam o de cualquier otra religión requeriría cambios drásticos en la Constitución y en la estructura laica del país.

En conclusión, vivimos en una época de libertad y diversidad religiosa. La democracia se fundamenta en el respeto a estas libertades, permitiendo que cualquier persona pueda elegir y practicar su religión sin temor a represalias. Regular las iglesias para evitar abusos es un tema que debe abordarse con cuidado, asegurando que no se violen derechos fundamentales. Mientras tanto, debemos aceptar y respetar la pluralidad religiosa como parte esencial de nuestra sociedad.

Artículo creado en base a texto de Fernando Buitrago

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