El Gobierno alemán no da credibilidad a la versión del presidente estadounidense Donald Trump sobre el origen del coronavirus y considera que las acusaciones al Instituto Virológico de Wuhan, donde Washington establece que se desencadenó la pandemia, forman parte de una campaña de desinformación pública en la que China haría el papel de cabeza de turco. Esta es al menos la información que publica el semanario progresista alemán Der Spiegel, según el cual un informe de la inteligencia alemana arroja serias dudas sobre el discurso estadounidense y apunta que es un intento de desviar la atención sobre el fracaso de la administración norteamericana para contener la enfermedad.
El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, afirmó el domingo que hay «una cantidad significativa de pruebas» de que el coronavirus surgió de un laboratorio chino, si bien no rebatió las conclusiones de los servicios de inteligencia de EE.UU., que apuntaron a que el virus no fue fabricado por el hombre.
La agencia de espionaje alemana BND, según ha podido saber Der Spiegel, pidió a los miembros de la alianza de inteligencia «Five Eyes», liderada por EE.UU. y en la que participan también Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, pruebas que sustentaran esta acusación. Pero ninguno de los miembros de la alianza pudo apoyar la afirmación de Pompeo con evidencias. En el consiguiente informe de inteligencia elaborado para la ministra de Defensa alemana, Annegret Kramp-Karrenbauer, se llegó a la conclusión de que las acusaciones de Estados Unidos constituyen un intento deliberado de desviar la atención pública de los «propios fracasos» del presidente Donald Trump. Las muertes en EE.UU. por la enfermedad COVID-19 superaron las 76.500 el jueves, con una cifra diaria media de nuevas muertes de 2.000 desde mediados de abril.
Sin comentarios desde Defensa
Fuentes del citado Ministerio de Defensa declinan por el momento confirmar o desmentir esta información, además de negarse a comentar las declaraciones de Trump, que ha dicho que tiene pruebas de que el virus pudo haberse originado en un laboratorio chino, pero se ha negado a dar más detalles. Pero el hecho es que Alemania se ha unido esta semana a otros países europeos y a EE.UU. en una exigencia de aclaraciones a China sobre el origen del virus, basando sus reclamaciones también en un informe de inteligencia elaborado por Five Eyes según el cual el gobierno de Beijing ocultó información.
El documento de investigación de 15 páginas afirmaba que ante el «peligro de otros países» el Gobierno chino encubrió la noticia del virus silenciando o «haciendo desaparecer» a los médicos que hablaron, destruyendo las pruebas del virus en los laboratorios y negándose a proporcionar muestras vivas a los científicos internacionales que estaban trabajando en una vacuna. El informe denunciaba también «la negación mortal de la transmisión entre seres humanos» y el «blanqueo de los puestos del mercado de la fauna silvestre». De hecho, revela que China tenía «pruebas de transmisión entre humanos desde principios de diciembre», pero siguió negando que pudiera propagarse de esta manera hasta el 20 de enero. Denuncia además que la información sobre los portadores asintomáticos de la de la enfermedad fue «mantenida en silencio» por el Estado chino y el 3 de enero la Comisión Nacional de Salud de China ordenó que se destruyeran las muestras de virus y emitió una «orden de no publicación» sobre todo lo relacionado con la enfermedad.