El 22 de julio la Dra. Yolanda León de Grupo Jaragua describía para Diario Libre cómo esta laguna varía su tamaño en función de las épocas de lluvias, tormentas, etc. “En este sentido, debemos recordar que estamos atravesando un intenso período de sequía a nivel nacional, tras una temporada de lluvias por debajo de lo normal. Igualmente, durante la sequía de 2015, cuando padecimos de un fenómeno de El Niño muy severo, la laguna se redujo sustancialmente. En el presente año, durante mayo y junio fuimos víctimas además de temperaturas muy elevadas causadas por una alta incidencia de la capa de aire del Sahara en el Caribe, lo cual podría haber acelerado aún más la alta evaporación de sus aguas de estos meses, que ya de por sí es alta”, resaltaba.
El 12 de julio pasado apenas le quedaba el 1% de los 28 km2 de superficie que tenía en 1967. Mientras se buscaban respuestas, las redes sociales se inundaron de imágenes desgarradoras de la situación de la laguna y la incertidumbre sobre el futuro de esta laguna.
El 30 de julio llegaría al país la tormenta Isaías, trayendo consigo una importante cantidad de agua que se reflejaría, pocos días después, en la recuperación de las aguas de la laguna que se beneficia principalmente del río Yaque del Sur. Dos meses después, el 22 de septiembre la tormenta Laura tocaría suelo dominicano, aportando más lluvias a gran parte del país.
Esto no significa que la laguna esté fuera de peligro. Sequías más largas y sedimentación seguirán siendo siempre una amenaza para este importante cuerpo de agua, refugio de vida silvestre.
En la siguiente secuencia satelital, proporcionada por la Dra. Yolanda León, puede observarse la laguna casi seca el 22 de julio pasado. En la siguiente se puede notar el aumento significativo del volumen de agua el pasado 6 de agosto, luego de la tormenta Isaías, y por último la recuperación casi completa de su área promedio el 5 de septiembre, luego del paso de la tormenta Laura y posteriores lluvias.