El portavoz adjunto de la organización, Farhan Haq, también afirmó que «la situación del suministro de combustible es crítica».
El portavoz adjunto de la ONU, Farhan Haq, señaló en una rueda de prensa este jueves la necesidad de abrir los pasos fronterizos en la Franja de Gaza, ya que los suministros de ayuda humanitaria apenas entran en el enclave palestino, destacando también la urgencia de combustible en la zona. Los cruces fueron cerrados el 6 de mayo, tras el inicio de las operaciones israelíes en Rafa.
«La situación del suministro de combustible es crítica. Básicamente, el suministro de combustible se detuvo desde que comenzó la operación Rafa, con excepciones muy limitadas», declaró Haq. El vocero comunicó que algunos alimentos entraron en Gaza a través del paso recién abierto en Zikim, que se encuentra en el noreste de la región, no obstante, afirmó que «la necesidad sigue siendo muy aguda en el sur».
Al ser preguntado sobre el muelle flotante construido por EE.UU. en la costa del enclave para facilitar la entrega de ayuda humanitaria que llegaría desde Chipre, Haq agradeció los esfuerzos de los países al respecto, pero aseveró que «hacer llegar la ayuda a las personas necesitadas dentro y a través de Gaza no puede ni debe depender del muelle flotante, lejos de donde las necesidades son más apremiantes».
«Las rutas terrestres son el método de entrega de ayuda más viable, eficaz y eficiente. Por eso necesitamos que se abran todos los pasos fronterizos. Para evitar los horrores de la hambruna debemos utilizar la ruta más rápida y obvia para llegar a la población de Gaza y para ello necesitamos acceso por tierra ahora mismo», urgió.
Mientras continúan los ataques de las Fuerzas de Defensa de Israel, muchos países siguen pidiendo a Tel Aviv que detenga la ofensiva. Así, Sudáfrica señaló el jueves ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que la situación en Gaza ha alcanzado «una nueva y horrenda fase» y que se necesitan medidas de emergencia para detener la operación militar israelí en la ciudad de Rafa, donde hay más de 1,5 millones de refugiados que han huido de los ataques en otras partes del enclave.