Santo Domingo. La fragmentación del complejo de áreas protegidas de la provincia de Montecristi, en el Noroeste dominicano, pone en riesgo la sostenibilidad social, económica y ecológica de una región que alberga uno de los sistemas de manglares más desarrollados del país.
El pasado martes, organizaciones ambientales que forman parte de la Coalición para la defensa de las áreas protegidas denunciaron que en la construcción del muro fronterizo que se levanta entre República Dominicana y Haití han sido destruidos miles de metros cuadrados de manglares del Refugio de Vida Silvestre Laguna Saladilla, ubicado en el municipio Pepillo Salcedo (Manzanillo).
La destrucción se produjo, informaron los ecologistas, “en el proceso de construcción y relleno de una trocha de más de 20 metros de ancho para dar paso a una carretera de más de 20 kilómetros de largo”.
Esta fragmentación traerá como consecuencia la pérdida de la biodiversidad y el desequilibrio en las poblaciones que queden aisladas, explica Aleyda Capella, coordinadora de la campaña educativa ManglarES, que implementan en el país el Grupo Jaragua y la organización Seacology, al participar en el Encuentro Verde Listín Diario junto a la bióloga Yvonne Arias y la antropóloga ambiental Eladia Gesto.
Las expertas alertan de que, con esta acción, el Estado dominicano está provocando la extinción de uno de los principales parches de manglares de República Dominicana y, con ello, la pérdida de los servicios ecosistémicos que ofrecen, entre ellos la captura de carbono azul.
El deterioro de este humedal propicia también la sedimentación, la pérdida de albergue para peces, el detrimento de los medios de vida de los productores rurales y la pérdida de territorio dominicano.
Consideran que esta intervención viola la Constitución dominicana, la Ley 64-00 de Medio Ambiente, la Ley Sectorial de Áreas Protegidas (202-04), los acuerdos Ramsar (de los que el país es signatario) y los acuerdos recientes sobre cambio climático.
Además, entienden que se irrespeta la Estrategia Nacional de Desarrollo (END) y que se altera la planificación y el desarrollo nacional.
Un área amenazada
El Refugio de Vida Silvestre Laguna Saladilla forma parte desde 1983 del complejo de áreas protegidas del entonces Parque Nacional Montecristi, hoy compuesto por esta unidad y por el Parque Nacional Manglares de Estero Balsa, el Refugio de Vida Silvestre Cayos Siete Hermanos, el Parque Nacional Submarino Montecristi, el Parque Nacional el Morro y el Santuario de Mamífero Marinos Estero Hondo. Actualmente el refugio ocupa una superficie de unos 5.29 kilómetros cuadrados.
En octubre de 2022, los humedales de Montecristi y la Línea Noroeste fueron declarados sitio Ramsar, es decir, humedales de importancia internacional. La selección abarca unos 518.57 kilómetros cuadrados.
Dentro de estos humedales, explica Capella, el sistema fluvial al que corresponde laguna Saladilla forma parte, a su vez, de la cuenca del río Masacre.
“Parte de toda la costa de Montecristi era una sola área protegida. Laguna Saladilla es un espacio de importancia para las aves migratorias. La prioridad de nosotros es obviamente la conservación de la biodiversidad, pero eso trae consecuencias sociales, porque si seguimos fragmentando, si se construye el muro, la laguna va a perder el volumen de agua y pasará lo mismo que ocurrió con la laguna Cabral en 2020: se secó”, explica Capella.
Arias agrega que cuando un área protegida se reduce, aumenta el efecto de borde.
“Esta zona ya está llena de agricultura y ha tenido graves problemas de cacería. Acabamos de venir de una COP de Biodiversidad y una cumbre de Cambio Climático, establecimos ahí compromisos del país, incluso de aceptar dinero para reducir emisiones; y estamos dañando los mismos recursos que nos podrían ayudar a conseguir esa meta”, comenta.
En los últimos años, la sobrepesca, el drenaje y desvío de sus aguas para agricultura y ganadería, la sedimentación, la quema de vegetación y la contaminación del agua amenazan este refugio.
Como la zona ya comienza a ser impactada por las intervenciones que contempla el Plan Maestro de Desarrollo de Manzanillo, sugieren tomar en cuenta el tema ambiental al momento de crear nuevas infraestructuras.
“La ampliación del puerto afectará todo el sistema de manglar, pueden cambiar las corrientes y el movimiento de sedimentos “, sostiene Capella.
La ambientalista señala que, al quitar los manglares, se está afectando no solo la biodiversidad y los servicios ecosistémicos que estos ofrecen.
“Es también un tema social. Pierdes biodiversidad y el carbono que se había secuestrado durante miles de años, la recarga de acuíferos, la retención de sedimentos y la crianza de peces; se pierde la protección que brindan los manglares frente a oleadas, huracanes y vientos, y algo que no se ve es que también los arrecifes de coral se verán afectados porque el manglar ya no podrá retener los sedimentos”.
Apunta que la importancia del puerto de Manzanillo se remonta a la época colonial y tomó auge a partir de los años 40 del siglo pasado. “Lo que queremos es que tomen en cuenta todos los aspectos y no solo el crecimiento económico; que se tome en cuenta el tema ambiental porque, al final, si no se toman medidas para proteger lo que hay, la misma región que queremos desarrollar va a ser la afectada”.
IMPRESIONES
Eladia Gesto:
“La pérdida de los manglares en la zona de Montecristi tendría efectos catastróficos para el orden social, ambiental y económico del país, provocando la extinción de uno de los cuatro mayores parches de mangles del país.
Esto a nivel nacional e internacional violenta la Constitución de la República, nuestra Ley General de Medio Ambiente 64-00, la Ley Sectorial de Áreas Protegidas, la convención internacional Ramsar para los humedales, y el grave peligro de pérdida de terreno del territorio dominicano que pasaría al otro lado de la frontera.
A esto además se suma que la degradación de los mangles contradice los avances como país en materia de compromisos de cambio climático, siendo el mangle una especie clave en su lucha por el aporte de captura de carbono azul y de igual manera contradice la Estrategia Nacional de Desarrollo (END) en su Cuarto Eje Estratégico que promueve el desarrollo del país de la mano de la sostenibilidad”.
Yvonne Arias:
“Es responsabilidad del Estado dominicano salvaguardar la soberanía nacional, en cumplimiento de la constitución, la Estrategia Nacional de Desarrollo y otras leyes que incluyen la conservación del patrimonio nacional.
La destrucción del RVS Laguna Saladilla pone en peligro la soberanía, leyes nacionales y el Convenio Ramsar sobre humedales de importancia internacional. Pone en dudas el cumplimiento con los compromisos de los convenios de Cambio Climático y Diversidad Biológica, de los cuales, al igual que Ramsar, es signatario”.
Aleyda Capella:
“Pienso que se está matando a la gallina de los huevos de oro, es decir, queremos los huevos de oro pero al mismo tiempo estamos matando a la gallina de los huevos de oro, que son los recursos naturales. Muchas de esas comunidades, cuyo medio de vida ha sido la pesca, qué van a hacer, por ejemplo; porque al fragmentar la laguna en dos la evaporación ocurrirá mucho más rápido y esto afectará la hidrología. Al final vamos a perder lo más por lo menos”.