Larga ausencia de interés por mejorar la Policía

policiaAun en número notablemente escaso, la Policía Nacional cuenta con oficiales académicos pero quienes con alarmante y sangrienta frecuencia se destacan por drasticidades y roces con la población civil son regularmente agentes del montón.

La profesionalidad emanada de la escuela de Hatillo no ha alcanzado el relieve indicador de que ya se está al amparo de un cuerpo de persecución del crimen que releva la siniestra índole con que Trujillo la creó, mientras otras instituciones que el Estado utiliza para el monopolio de la fuerza lucen mejor encaminadas.

La PN dispone de destacamentos a nivel nacional para ejercer autoridad, pero la mayoría de ellos están maltrechos, despoblados de agentes, mal pagados o vistos en inactividad, en las sombritas o exceptuados de horarios y deberes.

La electrónica, que suma eficacia al accionar antidelictivo con tráfico instantáneo de denuncias e instrucciones para la indagación y rápida asistencia a lugares de sucesos, no llena todo el funcionamiento.

El patrullaje es limitado y no siempre se ve a sus participantes como producto de una formación y depuración rigurosas que confieran perfiles que inspiren confianza y desinterés por dádivas procuradas con indirectas o a la franca.

Alarma el tanto escuchar que el miedo a la delincuencia no supera el que inspiran a veces algunos policías y que estudios bien aplicados confirmen alta proporción de empresarios que desconfían de los guardianes del orden. La deuda con la seguridad ciudadana es alta.

El impresionante crecimiento del generalato policial no ha dado frutos

Es la hora que no ha pasado un cedazo por la PN que asigne trabajo

Falta depurar anteriores olas de reclutamientos y ascensos

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