Los perros han acompañado a los humanos desde hace miles de años, razón por la cual merecidamente se les suele llamar ‘los mejores amigos del hombre’. Ahora, un nuevo estudio ha revelado una razón más para amar a los canes, pues aparentemente, la presencia de perros en un barrio reduce los niveles de criminalidad.
En particular, el estudio sugiere que una mayor concentración de propietarios de perros en un barrio se asocia con menores niveles de delincuencia. De tal modo, se puede decir que en cierto modo los perros nos ayudan a combatir la delincuencia.
Los autores destacan que tampoco es que los perros se lleven todo el mérito. Los investigadores de la Universidad Estatal de Ohio creen que esta relación se debe a que tener un perro significa que hay que sacarlo a pasear, y pasear al perro implica salir a pasear por la comunidad.
Ese mayor nivel de actividad civil en las calles —y las interacciones adicionales con los vecinos que acarrean dichos paseos— proporcionan un mayor nivel de vigilancia sobre el vecindario local, lo que a su vez contribuye a mantener la seguridad, consideran los científicos. En otras palabras, «la gente que pasea a sus perros patrulla su barrio», afirma el sociólogo Nicolo Pinchak, autor principal del nuevo estudio.
Consecuentemente, todo esto puede ser un elemento disuasorio de la delincuencia, considera el investigador.
Esta hipótesis se inspira en la obra de la teórica del urbanismo, Jane Jacobs, que introduce el concepto de ‘ojos en la calle’: la idea de que la gente en los lugares públicos ayuda a mantener el orden y la seguridad simplemente con su presencia, ya que les da la oportunidad de vigilar su entorno. Un flujo continuo de ‘ojos en la calle’ y de interacciones comunitarias por parte de la gente en lugares públicos ayuda a crear una red de respeto público y confianza dentro de un barrio, que en conjunto puede ayudar a disuadir de que se produzcan delitos, argumentó Jacobs.
Aunque la idea ha sido influyente en la sociología, la planificación urbana y los círculos académicos, Pinchak y su equipo afirman que ha habido pocos intentos de cuantificar si la hipótesis funciona de forma demostrable para reducir los índices de delincuencia en los barrios.
Para comprobarlo, los investigadores se centraron en la tenencia de perros, razonando que la rutina diaria de los paseadores de perros encajan con las teorías de Jacobs (y otros científicos) al ser una actividad que podría contribuir a la vigilancia y la seguridad del vecindario, a la vez que fomenta la confianza dentro de una comunidad al facilitar las interacciones entre extraños.
Los investigadores utilizaron datos de múltiples fuentes, como las estadísticas de delincuencia de los barrios de Columbus (Ohio); un estudio de marketing que mostraba la concentración de barrios con propietarios de perros en la ciudad; y datos de otro proyecto sociológico dirigido por el coautor del estudio, Christopher Browning, que medía los niveles de confianza y el clima social de los barrios de la zona.
Aunque los resultados del estudio, publicados en Social Forces, no ofrecen pruebas de ningún efecto causal, los investigadores encontraron una asociación entre la presencia de perros y la reducción de los índices de delincuencia.
«En consonancia con el modelo de control de la delincuencia de Jacobs, descubrimos que la concentración de perros en el vecindario está inversamente asociada a los índices de robo, homicidio y, en menor medida, a los índices de agresiones con agravantes entre los vecindarios con mayor confianza local», escribe el equipo en su artículo, señalando que los delitos contra la propiedad también mostraron una asociación inversa con la concentración de perros, independientemente de los niveles de confianza del vecindario.
De momento, los resultados solo se han observado en una ciudad. Además, los investigadores reconocen que no pueden descartar la influencia de diversos sesgos en los datos, por lo que se necesitan futuros estudios para explorar la cuestión con más detalle.
No obstante, el estudio ofrece nuevos datos que apoyan la idea de que la tenencia de perros y su paseo contribuyen a reducir la delincuencia en la comunidad, tal vez al dotar a los residentes de una mayor familiaridad para identificar a los forasteros sospechosos, o al alejar a los posibles delincuentes, dado que los paseantes de perros pueden parecer más propensos a intervenir en caso de delito.
Los investigadores afirman que es necesario seguir investigando para profundizar en este aspecto, pero por el momento parece que los perros podrían tener un efecto beneficioso en estos barrios, simplemente por el hecho de unir a la gente, y tal vez los demás efectos se deriven de ello.