Asombró la designación del responsable de Compras y Contrataciones, un personero de Participación Ciudadana, organización autodenominada vigilante de la democracia Dominicana y muy cercana a la Embajada de los Estados Unidos.
Era de esperar que ese «cargo» se lo dieran a un compañero del PRM sin embargo, Luis Abinader, el presidente, prefirió designar a un outsider que al menos no respondiera a las presiones que generan las «instituciones», algunas de ellas habitadas por personas que seguro están mas afanadas en la corrupción que en el servicio al país.
El presidente intentó, con éxito casi rotundo, cerrar una de las puestas que en tiempos de transparencias tumban gobiernos… Compras y Contrataciones es el muro donde todo quiebra, aunque la intensa realidad es que la veeduría de la población y el haber perdido el miedo a la denuncia y la «rebelión» ayudan en muchos temas al gobierno de turno, no evitando, incluso, escándalos bochornosos que enlutécen estos tiempos como lo ocurrido en INABIE que terminará siendo la mayor chapucería desde una institución del estado donde a veces la habitan personas capaces de robarse a sí mismas y en el camino, atropellar a quien sea.
Todo lo que tiene que ver con Compras y Contrataciones junto a la llamada Justicia Independiente que, aunque ha estado muy lenta, demasiado lenta, en escándalos como el de INABIE y muy empeñados, por suerte, en el MEDUSA y otros, junto a la oportuna intervensión de la podrida Cámara de Cuentas de la que seguro alguien «dará cuentas», han amarrado a los responsables de las instituciones a tener qeu acostumbrarse a los tediosos procedimientos porque saben que desde «arriba» les están vigilando pues ahi, en teoría, si no están dispuestos ni a que sus nombres se manchen de estiercol al final del camino y quien sabe los llamen desde las embajadas que «ordenan» con «señales» o «mensajeros» el proceder de nuestras democracias incipientes, casi primitivas.
Un día se sabrá si hubo «imposición» de la «Justicia independiente» o del equipo de «Compras y Contrataciones» pero lo que si es claro que si no fuera por «ellos», en estos tiempos de denuncias ciudadanas no alcanzarían los titulares para tanto robo que precisamente en el pasado ocurrían, pero la impunidad bochornosamente lo tapó y que hoy producen expedientes que leyendo, uno no sabe si terminarán algún día sus páginas plagadas de delitos impagables.