Luis, y el siguiente, y el siguiente

No habrá cambios.
El sistema «democrático» será apenas viable el día que se permita que los verdaderos liderazgos surjan con propuestas, y no solo con organizaciones que al final se «matan» en el Legislativo y los Medios, pero que terminan colocando parches en lugar de hacer los cambios necesarios para construir otra realidad. Porque esta, va mal.

Luis llegó con buenas intenciones… posiblemente los anteriores también. Y hoy es peor, porque los autodenominados presidenciables del partido en el poder no proponen nada, y los de la oposición son reciclados o «joviejos» que creen que el poder se alcanza en las redes, sin visitar un barrio «parte atrás» o un batey, sin saber qué se siente en un motochoncho o en un concho, sentado adelante con la palanca del cambio debajo de la nalga.

No, antes se avanzó casi nada. Mientras las torres se elevaban y las calles se inundaban de 4×4, poco se hizo en educación y menos en salud, seguridad social o seguridad ciudadana. Nada en independencia económica y apenas algo en independencia nacional.

Más que gobernar el país que tenemos, hay que convertirse en el país necesario, viable para las inversiones que llegarán desde Asia, sin estar demasiado atado a nadie y con visión de Estado a corto, mediano y largo plazo.

Por desgracia, ni antes de Luis ni después parece haber nada que pueda construir un nuevo país, una nueva República. De Luis podemos esperar exactamente lo que está haciendo, ni más ni menos, porque ni el sistema ayuda ni él es revolucionario. No es de izquierdas mirando al desarrollo social ni de derechas favoreciendo a los ricos creyendo que así ayuda a los pobres. No es el líder que pueda dar un vuelco a un sistema político-económico que genera estancamiento, mientras otros países impulsan la innovación y atraen inversiones con calidad de desarrollo humano.

Estamos atrapados en cuentos de «juego democrático» y en una partidocracia disfrazada de democracia, secuestrados por élites que temen a las candidaturas independientes o al voto electrónico. Mientras tanto, los insípidos creen que la gente, por no pertenecer a partidos, simplemente no existe, aunque viven en un sistema que premia la individualidad sobre la colectividad, el dizque emprendimiento sobre el cooperativismo.

Mientras las élites políticas sigan jugando a repartirse el poder, incluyendo nombramientos a opositores para que cada cuatro años todo tenga el mismo sabor, los de Asia piensan cómo terminar de arropar el mercado con productos que arrasan el comercio local, con una fuerza laboral poco preparada. Mientras tanto, el aliado poderoso se consume en la decadencia del autoritarismo bruto, la violencia verbal, la autodestrucción como sociedad, el suicidio económico y el fentanilo.

República Dominicana necesita, hoy más que nunca, nuevos Trinitarios que la saquen de esta noria «democrática» que no lleva a ningún lado, porque no tiene ni conoce la guía del progreso: el verdadero desarrollo humano.

x.com/@fdo_buitrago
Fernando Buitrago
809-805-8343
6/3/2025

CAJITA CONVERTIDORA

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