Corría el año 2012, el Gobierno saliente de Leonel Fernandez dejaba una herencia de tres torres de la vergüenza, peajes fantasmas, escándalos como SunLand y otros, pero una herencia de infraestructura de envidia.
Los «errores» no bastaban, el ex-presdiente despedia el gobierno con un porcentaje envidiable hasta que un funcionario de su partido declaró que se había creado una deuda para poder ganar esas elecciones y se desató la pandemia.
Un grupo de Sociedad Civil, con celulares caros conectados a Internet, lograron cambiar la percepción de su ejecución y su persona hasta llevarlo al nivel más bajo de todos los tiempos… hasta obligarlo a dar declaraciones al país para desmentir la matriz de opinión creada.
¿Tenia razón el funcionario sobre la deuda?. Nunca sabremos ciencias ciertas, los economistas a veces nos sumergen en tecnicismos y terminamosperdidos en los laberintos de conceptos financieros…
El resultado de esa campaña fue Leonel abajo, Danilo Medina arriba y como leche hervida desbocó su popularidad… hasta el punto que forzó el cambio de constitución hasta lograr la reelección.
Como conclusión de aquella campaña contra Leonel, Danilo ganó. Si se habría planificado por el equipo de este, no habría salido mejor. La Sociedad Civil (justiciera) trabajó por carambola para que Danilo fuera un presidente exitoso.
Hoy, el «target» ha cambiado, Danilo es el objetivo, pero por más que tratan de vincularlo a los actos de corrupción hasta ahora su «roca» parece estar en el medio del lodazal y el «flujo» de dinero no se prueba pasara por su mano.
Hay arrestos.
Si el lodazal terrible que amenaza la clase política dominicana no logra tocarlo, Danilo renueva su gobierno y termina vendiéndose como el «justiciero» que logró ejecutar aquello de que «con el mas mínimo rumor» y además, logra tranquilizar a las casi insurrectas bases del PLD, no hay por que descartar que la Sociedad Civil, incapaz siempre, al menos hasta ahora, de sacar votos, logren trabajar para la segunda reelección del actual presidente… como ya hicieron en el 2012.
Nadie sabe si a la hora de afilar un cuchillo es la garganta del verdugo la que corta.

