En un país muy religioso, con posiciones conservadoras al menos, oficial, cómo puede permitirse que se contraten unas mujeres por su única condición de ser bellas y voluminosas para atraer… o «vestir» una caravana de nada más y nada menos que del candidato del partido que posee como estandarte, a Juan Bosch.
Bosch, de actitud progresista, izquierda, nunca habría permitido que se use la imagen de la mujer como objeto de campaña, por seguro, considerar que ello equivale a una actitud completamente machista, retrógrada, irrespetuosa.
Cabe entonces la gran pregunta.
Una mujer como Margarita Cedeño (me ahorro lo De Fernandez porque ella no pertenece al expresidente, solo es su esposa), permita estos excesos, estas actitudes indignas, contrarias a todo comportamiento ético y hasta humano, del siglo XXI.
Aun cuando se sabe que la Cuota de la Mujer es una aberración desde todos los puntos que se tomen, que el obligar a la mujer a llevar el apellido del esposo es completamente arcaico en una sociedad moderna y que la figura la de Primera Dama es bochornosa, y más, el que un Gobierno les de presupuestos solo por ser la compañera del presidente sin mas dotes que exhibir, linealmente, esos ahora, por ahora, no son los temas.
Margarita había exhibido actitudes confusas sobre el tema «Mujer» a aceptar la barrabasada de aplaudir que la ONU declarara un Día de la Niña, Olvidándose de los niños y sus sufrimientos, olvidándose de la equidad, la igualdad, que tanto pregona.
Pero ahora, cuando otra vez es vice, cuando revienta el escándalo que este grupo llamado Tornado «contrata» a mujeres solo para exhibirlas como trofeo, evidentemente sexuales, cabe preguntarse: ¿cuáles son los parametros que posee la Vice, que aspira a repetir como Vice, sobre el papel que debe jugar la mujer en la sociedad?