Gran expectación. Departamento de acreditaciones internacionales desbordado. Colas de periodistas de una horita a seis grados bajo cero para acceder al Station Berlín, donde tiene lugar el congreso… Podríamos estar hablando de un congreso del Partido Comunista chino, con 90 millones de militantes y que tiene comprada media deuda estadounidense. Pero no. Se trata de un congreso de la Unión Cristianodemócrata alemana, que no llega al medio millón de miembros y que se reúne hoy para un asunto que podríamos calificar como asunto de familia: dirimir el reparto de la herencia de Angela Merkel. Lo que se han encontrado los herederos, sin embargo. No es una abuela agonizante ni con ánimo de capitulación. Más bien todo lo contrario. Merkel se ha marcado un enérgico discurso de más de una hora de duración en el que el partido ha recibido una buena bronca de la jefa.
«Responsabilidad significa servir al partido, a los alemanes y al futuro de este país. Me pregunto qué imagen hemos dado al mundo de Alemania en las últimas semanas, qué ha aportado a la sociedad alemana el debate abierto… no creo que sea un ejemplo político para nadie. La responsabilidad política es algo que va mucho más allá de los cargos. La responsabilidad política es algo que va mucho más allá del propio partido. La responsabilidad política no es un juego. Estamos hablando del destino de nuestra patria y servir a este país debería figurar como una prioridad en la mente de todos nosotros, muy por delante de todo lo demás». Con estas palabras ha ajustado cuentas la canciller alemana con todos lo que en las últimas semanas, aprovechando la situación de debilidad en la que permanece mientras no logre formar gobierno, se han lanzado públicamente a una lucha sucesoria que incluía críticas descalificadoras a Merkel y a los todavía miembros del gobierno. Alguno de los protagonistas de esas críticas se sentarán en el próximo gabinete, si finalmente la gran coalición sale adelante, y Merkel ha dejado claro el tono y el marco en que el proceso su sucesión debe desarrollarse.
Merkel también ha hecho una llamada a la cohesión entre las diversas familias cristianodemócratas, para posibilitar un ejecutivo estable que será sometido a voto en este congreso. «Este congreso es importante para el país y para la CDU, el partido destinado a marcar la pauta de un gobierno estable», ha dicho, para destacar a continuación la trascendencia de la elección por los delegados de la nueva secretaría general del partido, cargo para la que ha designado a Annegret Kramp-Karrenbauer. Merkel está dando muestras de su voluntad de integrar a todas las facciones y corrientes. «Un partido como el nuestro depende, su existencia y éxito dependen de que las diversas familias se entiendan y dialoguen entre sí», ha subrayado después la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, que calificaba el discurso de Merkel como «un discurso muy fuerte» y que se ha mostrado de acuerdo en la necesidad de reorientar el partido hacia el futuro y de comenzar a trabajar ya en las próximas elecciones. «Hace unos años las críticas iban en otro sentido, puedo acordarme, pero hoy en este congreso, mires donde mires, ves mucha gente joven y eso lo que significa es que tenemos un gran futuro por delante», señalaba von der Leyen, a menudo calificada como la sucesora de Merkel y que hoy votará sin acritud a favor de la designada para ese destino por la canciller, Annegertt Kramp-Karrenbauer: «Bueno, lo he dicho ya muchas veces, cada generación tiene su canciller y la mía es la generación de Angela Merkel».
En lo referente a Europa, Merkel ha insistido en su discurso en que «Europa necesita un impulso» y ha recordado que «todos sabemos que hay facetas en las que Europa es más débil y más lenta de lo que nos gustaría». Ha dicho que “todos los que hagan en Europa sus deberes saben que podrán contar con la solidaridad alemana” y ha llamado también la atención de los asistentes al congreso sobre la necesidad de Alemania de «contar con un gobierno estable que proporcione en Europa capacidad de maniobra». También ha recordado los grandes logros que, en su opinión, se han conseguido en la negociación de a gran coalición con los socialdemócratas del SPD, en especial ha mencionado las mejoras para las familias, que incluyen más plazas de Kindergarte y una subida del Kindergeld. «Las esperanzas puestas en Alemania son grandes no solo en nuestro país, sino más allá de sus fronteras», agregó a renglón seguido, lanzando un mensaje de confianza en las caras nuevas que aportará el partido al próximo gobierno y con cuyo trabajo confía en poder «volver a ganar la confianza que hemos perdido por parte del electorado alemán».
A pesar de la regañina, los más de mil delegados han saludado este regreso de Merkel a la arena política, después de los últimos y complicados meses de negociaciones, con una gran ovación. 155 días después de las elecciones, la canciller alemana parece haber recuperado a tiempo el liderazgo de su partido, al menos el liderazgo suficiente para propiciar una sucesión ordenada.