La crisis económica provoca el éxodo de los kurdos que suponen el 80% de los iraquíes que intentan alcanzar la Unión Europea desde Minsk
Miles de estudiantes se han manifestado este miércoles, por cuarto día consecutivo, en las principales ciudades del Kurdistán iraquí. Las protestas, en principio para pedir que se restablezcan las becas a los universitarios, ponen de relieve la crisis económica que atraviesa el Gobierno autónomo. Significativamente, un 80% de los iraquíes que intentan alcanzar la Unión Europea desde Bielorrusia proceden de esta región del norte de Irak.
A la vista de las quejas, el Gobierno regional de Kurdistán ha decidido asignar un presupuesto para ayudar a los alumnos de universidades e institutos, según un portavoz oficial citado por la red informativa Esta. No está claro si esa promesa va a ser suficiente para calmar los ánimos de los jóvenes kurdos, cuyas protestas han sido duramente reprimidas de acuerdo con los medios locales.
El Gobierno de Kurdistán suspendió los estipendios estudiantiles en 2015, debido a la crisis económica causada por la caída de los precios del petróleo, la lucha contra el autodenominado Estado Islámico y la ola de desplazados internos que llegaron desde otras zonas del país. Hasta entonces los universitarios y estudiantes de secundaria recibían entre 30.000 y 100.000 dinares iraquíes (entre 18 y 61 euros) al mes. Ahora, los jóvenes consideran que ya se han superado las circunstancias que motivaron la interrupción de las ayudas.
Tanto las manifestaciones como el flujo migratorio resultan especialmente llamativas porque el Kurdistán iraquí se ha convertido en un refugio para los habitantes del resto del país gracias a su buena seguridad. De hecho, la región se mantuvo al margen de las protestas que vivieron Bagdad y otras ciudades del sur de Irak en 2019 ante el hartazgo de la población con la falta de servicios básicos. Sin embargo, la arraigada corrupción ha agravado los problemas económicos y las nuevas generaciones se quejan de dificultad para encontrar trabajo si no se dispone de enchufes. La falta de expectativas empuja a muchos a emigrar, tal como contaba Aryan Zellmi a EL PAÍS hace unos días.
Las protestas, que se iniciaron el pasado domingo en Suleimaniya, se han extendido a Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, así como a Rania, Halabja y Kalar, según los medios locales. La cadena de televisión Rudaw informa en su web del uso de gases lacrimógenos para dispersar a los concentrados en la Universidad de Suleimaniya, lo que ha llevado a varios estudiantes a requerir atención médica. También ha denunciado que la policía dificultaba el trabajo informativo: uno de sus reporteros fue expulsado del campus y en Erbil se impidió el acceso de la prensa a la Universidad de Medicina donde se celebraba la manifestación.
Varios partidos políticos en el Parlamento kurdo condenaron el martes el uso de la fuerza contra los manifestantes. El pasado diciembre, maestros y otros funcionarios protestaron para pedir el pago íntegro de sus salarios que también sufrieron recortes bajo las medidas de austeridad de 2015. Denunciaban que no habían recibido los sueldos completos o a tiempo durante la mayor parte del año.