Carros arriban a los barrios o transitan por ellos reventando las casas con sus sonidos desagradables, es uno de los signos que anuncian lo mal y caótica que está la sociedad.
El irrespeto, que se hace evidente todos los días cuando vemos que no importa si son «motoristas», jipetas, «llevándose la roja», o tirando plásticos en el piso, en la calle, anuncia que el lado más difícil de controlar y vulnerable, rebelde que es la juventud, gusta de hacerse sentir donde quiera, sin importar la hora, la zona, barrio obrero o ricos, su música ruidosa, que viola la ley, es primero.
El cambio que requiere la sociedad, el «reseteo necesario», debe indiscutiblemente tener en cuenta estos irrespetuosos dueños de nada, pero irrespetando a todos.
Es claro que es un comportamiento delincuencial.
La sociedad está con cáncer casi terminal y pocos quieren salvarla.
@fdo_buitrago