Hoy venimos a este augusto recinto, en circunstancias muy críticas de la República, cuando se cierne sobre ella la entrega oprobiosa de sus valores y atributos esenciales a los poderes foráneos, y se avizora la opresión de las libertades de su pueblo. Venimos a decirte en tu Día, Juan Pablo Duarte, que la Patria que soñaste y concebiste será defendida hasta las últimas consecuencias, con fe grande y corazón patriota.
Desde nuestra fundación, siempre hemos comparecido este día 26 de Enero de cada año, a renovar aquí nuestro compromiso de entrega y dedicación a la causa de la dominicanidad. Aquí hemos expresado nuestros agobios y nuestras esperanzas sobre los rumbos de la República, sobre nuestros afanes por preservar y engrandecer su legado de «una nación libre, soberana e independiente».
Sin embargo, hoy no asistimos en solitario como la fuerza de minoría militante y de vanguardia que siempre hemos sido: hemos querido hacerlo en compañía del Polo Soberano, y sobre todo, adhiriéndonos con espíritu unitario a este significativo acto convocado por fuerzas morales y espírituales de la Nación: por la Iglesia Dominicana para Cristo, el Consejo Dominicano de Unidad Evangélica, y el Consejo Nacional de Confraternidades de Pastores Evangélicos. Nos sentimos muy honrados con estar en su compañía.
Las iglesias y organizaciones evangélicas aquí congregadas, son una expresión esperanzadora de las valiosas reservas patrias, que como nunca antes en nuestra historia están llamadas a responder a un llamado de la providencia, esa providencia que quiso que esta República exista y persista, a pesar de las caídas y las asechanzas. Que exista para que sea emblema y demostración ante el mundo y las Américas de que Dios es la raíz profunda de la Patria: que es él quien la renueva generación tras generación, con el sacrificio generoso de sus mejores hijas e hijos.
Como expresó el Pastor Ezequiel Molina en su memorable predicación de La Batalla de la Fe el pasado 1ro de enero, Duarte tenía una vivencia de Dios muy intensa, mística, poderosa. Su vida, su fe, sus actitudes, sus sacrificios y desasimientos, no pueden explicarse sin ése sentido trascendente, sin la consciencia de contar con la Providencia como el guía de sus pensamientos y acciones.
Él mismo lo expreso con gran clarividencia cuando sentenció: » Los providencialistas son los llamados a salvar a la Patria del infierno a que la tienen condenada los ateos, los cosmopolitas y los orcopolitas»
Ahora que la nación Dominicana enfrenta las pruebas más complejas y peligrosas de toda su existencia, donde se ataca a mansalva los Patria y sus valores, se impone con urgencia la unidad de los buenos y verdaderos dominicanos, de todos aquellos que estén imbuidos de un sentido trascendente de la vida, de esa visión sobrenatural que nos permite encontrar a Dios en las realidades del mundo,en las relaciones de servicio y entrega a los demás. Se impone la unidad de todos los que estén dispuestos a ser instrumentos humildes del plan de Dios, de defender su fe cristiana, la dignidad de su patria, la integridad de sus familias, su condición de seres libres y responsables.
Está lucha debemos librarla para defender la Patria y sus valores, implorando a Dios para que nos de el valor y el arrojo de David, cuando enfrentó a Goliat, conscientes de las desigualdades de la contienda frente a las imposiciones de un imperialismo cultural relativista, materialista y hedonista, y sobre todo, como dijera Duarte, consciente de la justicia de nuestra causa, y de que tenemos un Aliado, el más poderoso, que no pierde batallas.
Viva Duarte.
Dios, Patria y Libertad.
Muchas Gracias.

