«La muerte no es verdad si se ha cumplido bien la obra de la vida» Marti
Cuando se pronuncia el nombre de Cesar Medina, pocos le defienden, algunos aplauden su pluma, pero la gran mayoría de las personas le aborrece.
Pocas veces un personaje pudo como el periodista, en la República Dominicana, aunar opiniones, que durante años comando el programa Hoy Mismo haciendo historia con sus entrevistas y su forma única de entrevistar.
El sentimiento, el verdadero, no fluye de los que «pensamos», hay que ser prudente cuando alguien ve que la Muerte, la implacable, se le ocurre tocar a la puerta y se sale corriendo por la ventana que este abierta para irse a refugiar en el siempre golpeado Dios.
Dios… si, en quien a su sombra todos se van a esconder, no importa si mataras a mil , si fueras un santo o hubieres hecho todo el daño del mundo con la lengua viperina o una pluma como un puñal clavado en el prestigio del acosado de turno… micrófono en mano o el diario de circulación nacional esperando por el artículo demoledor;… Dios… a quien se le pide que «por favor, le de algunos tareas a la Muerte antes que el ticket sea ya impostergable».
Un hombre tiene tiempo para reencontrarse con la sociedad… la adolescencia sirve para las locuras, la juventud para la inexperiencia, la adultez para la reflexión, pero cuando los años comienzan a pesar y sigues siendo el mismo sin piedad, arremetiendo contra todo ser vivo que puedas, entonces… los pueblos, que todo lo saben, no les queda más remedio que juzgar e incluso no llorar la desgracia.
Hay personajes que por si solos dividen a los pueblos, unos los creen Dios, otros el Diablo; otros gozan de ser encumbrados por su obra en plena vida garantizando el prestigio y la benevolencia de los que le conocieron… pero hay un grupo, por suerte muy reducido, que su accionar por la vida lo arrincona, y no hay dinero del mundo, ni todo el dinero del universo que le pueda asegurar algún tipo de piedad.
Realmente, lo siento.
