Artículo incluye video explícito con declaraciones sobre el tópico.
Perdonen el título en tercera persona, el artículo, será en primera persona.
Mi nombre es Fernando Buitrago, Ingeniero, ejerzo el periodismo y dueño y director de medios digitales.
CONTRARIAMENTE A LO QUE PIENSA EL PERIODISTA QUE ME AMENAZA CON GOLPES, MI MUNDO NO TIENE NADA QUE VER CON ÉL, SON CARRILES DIFERENTES, AHORA, ES CLARTO, QUE EL REPRESENTA LO QUE YO CONSIDERO NO ES PERIODISMO, ASI DE CRUDO, ASI DE SIMPLE, PERO MIS ESPACIOS NO ESTÁN LLENOS CON SU REFERNCIA, SINO CON ARTÍCULOS DE OPINION SOBRE TEMAS DE IMPORTANCIA, y en esa lista, él no se incluye.
En este mismo espacio hemos escrito sendos artículos referentes al periodista Ramón Tolentino, a propósito, uno, de la falta de respeto y ética periodística aplicada por él contra el senador Iván Lorenzo, video viralizado donde él, como entrevistador, falta el respeto con frases que el edil no las acepta para luego, en exabrupto como en colmadón «viernero», expulsar a gritos al representante del pueblo de la provincia de Elías Piña.
Es claro, que los periodistas debe conocer las reglas básicas, primero, de la hospitalidad hacia el entrevistado y luego, la ética, en fondo y forma, como periodista, en el accionar, sobre todo en el ejercicio de sus funciones y sobre eso es que trató el artículo.
El otro es que nuestro espacio, históricamente, se ha nombrado «a lo claro» y, en lo que es considerado como agresión, de mi parte, y luego precisamente de haber escrito sobre estos tópicos y el mal ejemplo que ofrece a la sociedad el «personaje» de #alofoke protagonizado por Santiago Matias, empresario, dueño de AloFoke Media Group, abrieran un programa nombrado «A La Clara» y para cualquier entendido, la coincidencia es demasiado evidente.
Los artículos produjeron, en su momento, intercambios ácidos en twitter, pero no más de ahí.
Como si fuera un filme de asesinatos, donde un elemento desencadena eventos, la visita a los excelentes estudios de AloFoke Media Group, y mi participación como invitado por el programa Politikal, con un staff de profesionales jóvenes de primera línea, para hablar de política sobre la ciudad donde habito, santo Domingo Este, más allá de la politiquería que inunda las redes, el periodista Tolentino, «advierte» a la administración del establecimiento que si se tropieza conmigo en ese escenario (y se define también, por su impulso, que sería en cualquier otro), él no sabe de qué sería capaz pues, según él, vengo escribiendo constantemente contra su persona y eso ha intranquilizado a su familia.
De todo, lo curioso, es que a cualquiera que le «intranquilizaran su familia» no habría esperado a que el «intranquilizador» sea entrevistado seriamente en un programa para referirse a la intranquilidad, todo, claro, con respeto absoluto a los que se «intranquilizan» pues, de mis dedos, nunca ha salido nada parecido a la «temible amenaza» que ahora hace él contra mi persona si me «encuentra», por lo que más allá de un intercambio de opinión, quien debe «intranquilizarse» es mi familia por las evidentes pruebas de peligro a mi integridad física.
Es claro que la amenaza cobra la integridad física contra cualquier persona, tiene carácter de delito y es penado por ley.
El derecho a transitar es constitucional, a expresarse, también, y de prensa, también, por lo que en este fatídico intercambio, una sola parte tiene qué perder.
En estos tiempos de «busca sonidos», de viralidades, de degradación social, de irrespeto al buen periodismo, nada de lo que yo haga puede estar encaminado a denigrar la calidad del trabajo que hacemos por el bien de la sociedad y en la búsqueda de que los valores que se impriman a esta sea, precisamente, todo lo que adverso que es la falta de ética y el empeño en, por buscar likes y views, armar cualquier «desorden» con tal de lograr «viralidad» y no ser´’a seguro, mi caso.
Las pautas están claras.
Es claro que AloFoke Media Group tiene la facultad, al ser una empresa privada, de sesgar sus estudios para que mis pasos no le caminen, pero nadie, en el uso de cualquier facultad, puede agredirme ni dentro ni fuera de esos espacios, pues incluso, dentro, la demanda sería doble.
El «evento» destapa un terrible antecedente y es que gracias a la intolerancia practicada por el periodista agresor, cualquiera que escriba sobre su comportamiento, de él o de cualquier otro, podría verse agredido en esos estudios o fuera, desnudando pésimos ejemplos que seguro, en el caso de estos jóvenes estudios, para nada convienen, toda vez que podemos recordar la irrupción de un político en los estudios de la Z, con guardias armados y el asesinato de periodistas en un estudio en el interior del país, hace dos años.
Estos comportamientos, amenazas, agresiones, difundidos incluso por provocadores, deben tratar al menos de disminuirse.
A un artículo se le contesta, desde el periodismo, con otro artículo, eso es que lo que hace desde el periodismo.
A una ofensa, agresión, difamación, se ventila en tribunales.
Es claro que el periodista debió, antes de amenazar y «sacar del congelador» su resentimiento por algo escrito hace ya muchos meses, provocar un editorial, pero desde los tópicos emitidos por mi sobre él, y no ir a las redes a amenazar contra mi integridad física porque ahí, es claro, incurrió en un delito.
Nadie es en este mundo, demasiado grande ni para comprar nuestro silencio, nuestra línea editorial, nuestro pensamiento y menos, restringir los derechos constitucionales, de ejercer el periodismo, la libertad de prensa, de opinión, de tránsito, por lo que, simplemente, en el único terreno que se puede ventilar conflictos que es en los tribunales, es donde, en caso de agresión e incluso, solo con la amenaza, se discutirá el tema.
No fui yo quien buscó ir al recinto de #aLoFoke, fui invitado, pero no obstante, no hay forma que amenaza alguna, nos limite nuestra vida cotidiana, nuestra asistencia a escenarios públicos de debate o esparcimiento.
Es claro que el tipo de periodismo que ejerce el periodista no es de mis preferidos, por lo que aquel incidente con el senador llego a mi «on demand», como contenidos «alone», casi, sin quererlo, porque no hay forma humana en la vida que mis minutos los entretenga en programas que no están dentro de mi línea de «gustos», donde entretenga mi existencia pues, personalmente, busco contenidos que sumen, que eduquen, positivos, y no es el caso.
Algunos amigos buscarán que la amenaza, que está latente, se disminuya, pues es claro que un día, tarde o temprano, el señor y yo nos encontraremos en escenario alguno y ese día, no puede ser que sea yo quien me escabulla, pues ni he ofendido a persona alguna ni hay cobardía… he estado en escenarios de guerra más duros que una amenaza por Instagram.
El señor periodista que me amenazó, que es habitual en los estudios de AloFoke Media Group porque allí labora, debe estar consciente del delito cometido y las gravísimas consecuencias en caso de ser demandado, pues, al ser yo el amenazado, lo mínimo, sería una orden de restricción y claro, indemnización por daños y prejuicios a mi tranquilidad como humano ante un peligro inminente y esto, se lo puede explicar cualquier abogado.
Desde el periodismo y los medios, creo que este caso, esta amenaza contra mi persona, desnuda lo mal que estamos como país, la violencia que vivimos, la intolerancia extrema, donde todos quieren en vez de debatir diferencias, resolverlo a golpes o a balazos… pero así está la sociedad y por desgracia, es desde los medios que emana los principales combustibles que crean el fuego de la intranquilidad y la tragedia en la República Dominicana.