Faltando 13 meses para las elecciones municipales, lo cual será un excelente termómetro, y a un año y cuatro meses paras las elecciones presidenciales, en nuestro país, hemos tomando como punto de partida nuestras ultimas Reflexiones del 30 de diciembre del 2022, en las que nos referimos de manera sucinta y objetiva a las perspectivas partidarias en resultados políticos, asumiendo como punto de partida el 16 de agosto, 2020, cuyo balance nos permite una visión mucho más clara de las perspectivas electorales en el presente año 2023, de cara a los resultados electorales, del 2024.
En el orden de lo anterior, el primer elemento a tomar en cuenta es la indiscutible realidad de que al día de hoy en Republica Dominicana, el Presidente Luis Abinader, es por mucho, el mejor activo político con que cuenta la nación, cuyos méritos, ganados en buena lid, los colocan con unos porcentajes de aceptación popular que oscilan entre el 56 y el 60%, muy por encima de su propio partido, sin haber dicho todavía que aspirara a un segundo mandato.
Una realidad política que debe valorarse es la de que la candidatura presidencial del PLD, que ostenta el Lic. Abel Martínez, que aunque luce en estos momentos muy tímida, apagada y desorientada, contrario a la campaña que le permitió lograr el triunfo interno, no se debe ignorar que el PLD, es una organización política muy consolidada en el sentimiento de muchos dominicanos, con estructuras sólidas y experimentadas en todo el territorio nacional, con muchos recursos y con una candidatura presidencial joven que no arrastra, necesariamente, los elevados rechazos de su líder principal Lic. Danilo Medina, elementos a tomar muy en cuenta como fuerza política que ocupa el segundo lugar en el escenario partidista de la República Dominicana.
De acuerdo con los criterios sustentado por el Partido Verde de la Unidad Democrática, basados en informaciones con méritos, la agrupación política Fuerza del Pueblo, se coloca en un tercer lugar, no obstante los denodados esfuerzos de sus lideres, inflando números y movimientos para aparentar lo contrario. Este es un partido joven con un candidato viejo, como tal, cuyas estructuras han sido extraídas de otras organizaciones políticas, fundamentalmente del PLD y del PRSC, con fuerzas tan limitadas que hay quienes creen que no tendrá oportunidad para sacar por si sola, un senador en todo el país, con escasos diputados y síndicos y donde su candidato presidencial es objeto de un rechazo extremadamente duro y una tasa de crecimiento muy reducida, cuyo sustento electoral lo fundamenta exclusivamente en el hecho de haber sido tres veces presidente de la República.
Ante la certeza de los criterios que sustenta estas reflexiones, se debe observar que la única estrategia política en el accionar de la oposición se centra y se sustenta en criticar y tratar de desnaturalizar la figura del Presidente Abinader, y las acciones de su gobierno, sin importar lo que sea. Sus esperanzas están centradas única y exclusivamente en el fracaso del gobierno de turno, para cuyos propósitos trabajan afanosamente tratando de confundir a la ciudadanía. Ninguno de los partidos principales exhibe o promueven un discurso constructivo sustentado en un proyecto de nación.
Tomando en cuenta lo expuesto más arriba, los partidos de oposición han orquestado una gran y costosas maquinaria de opiniones, por redes sociales y prensa, en cuyos números casi nadie cree y sobre todo para desnaturalizar todas las ejecutorias del gobierno, como la que estamos observando en estos momentos con el proyecto de Ley para ordenar y reglamentar las Alianzas Público Privadas a través de Fideicomisos, misma que ha sido vapuleada con voceros e interesados en los que en su inmensa mayoría no la han leído, ni saben de que se trata, que se limitan a seguir un corillo que en su accionar lucen desfasados, ignorantes o ridículos. Hay sin dudas muchas excepciones con profesionales y técnicos que hacen merecidas observaciones, mismas que deben tomarse en cuenta para la protección e intereses del pueblo.
Mientras esto suceda en la oposición, por demás muy divididas y desarticuladas en un año preelectoral, con pocas posibilidades de alianza, sin propuestas concretas renovables, viables y atractivas, el gobierno del Presidente Abinader, con sus yerros y notables éxitos, avanza en su política del cambio, consolidando su concepto de una administración responsable, ética, transparente y eficiente, lo que ha permitido entre otras cosas, que al cerrar el año fiscal 2022, en el Banco Central de la República Dominicana, las reservas monetarias estén colocadas en cifras récord, nunca vista en la historia del país, no obstante los enormes recursos que ha invertido el Presidente en subsidios para mantener atenciones especiales a los sectores más vulnerables del país y cuyos resultados adquieren una connotación con significativo méritos, al ser logrado en momentos tan difíciles en todas las economías estatales del mundo.
Para el Partido Verde de la Unidad Democrática, el año 2023 y de cara al 2024, será determinante en la carrera política, con elecciones municipales al principio del próximo año y presidenciales 3 meses después, razones por las que este año Luis Abinader, hará exhibiciones magníficas de todos sus grandes logros en el gobierno y será el año en el que él decidirá su porvenir político con o sin reelección, porque aun cuando él no ha dicho en ningún momento que buscará otro mandato presidencial, nadie en este país tiene dudas de que están dadas todas las condiciones para un proyecto 2024/2028 con amplias posibilidades de salir airoso. “Algunas condiciones aplican” pero de ellas hablaremos en otras de nuestras reflexiones.