por Fernando Buitrago @fdo_buitrago
Lanzar a la militancia a la calle, a desafiar incluso a las autoridades policiales, por defender presuntos implicados en casos de corrupción, es posiblemente la convocatoria que demuestre cuan bajo pude haber caído un partido político como signo de la degradación de toda la clase política dominicana que solo se debate entre la cantidad de obras realizadas y ver quien tiene más implicados (señalados) como corruptos, contra la cifra del competidor electoral.
El PLD comenzó su debacle justo el día que asumió el poder, cuando los de aquel Comité Político cambiaron las cláusulas que les prohibía ser «funcionarios» y cada uno de ellos (con raras excepciones) pasó a ser cacique de una institución, corrompiendo el «desvinculo» que debe haber entre estado y partido, dejando entonces que la permisividad y las cuentas bancarias incrementándose mataran las bases constitucionales del partido y con él, engavetar la figura de Juan Bosch, el referente histórico y dizque ideológico.
Aquel PLD, con Leonel Fernandez como presidente y el fallecido Reinaldo Paret de Secretario General, no se preocuparon en el crecimiento casi «institucional» de la corrupción y cubrieron con manto de permisividad aberrante todos los actos de dolo que poco a poco se convirtieron en voz popu.
De pobres, pasaron a tener cadenas de gasolineras, organizaciones influyentes y millonarias, grandes extensiones de tierras y dizque «exitosos» agentes inmobiliarios.
Las fortunas de los aquellos integrantes del Comité Político del año 1996 son simplemente «irrastreables».
La creación de la Fuerza del Pueblo fue por una coyuntura eminentemente electoral, pues, si el «danilismo» no expulsa al «leonelismo», posiblemente el país estuviera en manos de ese PLD que gobernó hasta octubre del 2019 con todos estos actos de presunta corrupción a cuestas.
El «danilismo» es solo un segmento de aquel PLD que ahora ya no posee el sector Leonelista, que se lava las manos llamando al «debido proceso» aunque ellos convivían con los implicados en el momento de los eventos que se anuncian y reconociendo, claro, que ese llamamiento a que la justicia actúe apegada a las Leyes y los derechos sea el proceder del PLD de hoy.
Todos los eventos de corrupción en toda la era PLD se hicieron sin oposición, pues incluyendo el partido que hoy goberna y sus anteriores «padres» fueron parte del engranaje que solo sacaba la cabeza en periodos electorales, siendo los movimientos sociales los que desataron las luchas que cambiaron el destino del país.
Resulta penoso que el partido, que aún no logra movilizarse alrededor de su candidato a presidente que clama ser la carnada «ahora la pelea es conmigo», observando que el Calamar le solapa su campaña, se empeñen en salir a movilizarse para defender presuntos corruptos, en vez de rescatar el bochismo que mataron, asesinaron, incluso, aprovechando que sus «competidores» del «nuevo partido» colocan en los eventos a Leonel y no a Bosch como referente.
La buena militancia del PLD se desmorona en un derrotero difícil, con una buena militancia que luego de haber gobernado durante tantos años, haber construido obras significativas, pero hacer caer, gracias a sus castas irresponsables, en un descrédito impetuoso bañado de la segura corrupción, aun cuando no se termine condenando a nadie.
El «leonelismo» se preocupó en obras de infraestructura hasta el punto de exclamar que Santo Domingo se parecía a New York chiquito, el «danilismo» fue incluso más efectivo en políticas sociales de inclusión de todo tipo, pero fueron periodos donde las fortunas de algunos engordaron, «haciéndose» de montañas enteras, villas, negocios en todos los territorios, con fortunas que posiblemente no exista alguien que las pueda calcular y que nunca nos enteraremos a ciencias ciertas hasta donde se ramificaron.
Hoy, que parece, comienza la era del Abelismo, si no terminan de destruirse antes, es importante que este se desligue de todo acto de corrupción de sus todavía compañeros, porque la opinión pública no perdonará, nunca, que se llevaran a sus casas tantas escuelas, obras, hospitales, desarrollo, con los dineros desviados o sustraídos, para crear sus propios emporios.
Una cosa es el PLD y otra, quienes irresponsablemente están convocando a rebelarse contra el gobierno que según ellos, influye en la llamada «Justicia Independiente».
Si bien es la Justicia quien debe dictaminar si hubo corrupción o no, es un acto de tremenda e incalculable irresponsabilidad convocar a la militancia del partido de Bosch a defender a presuntos corruptos.
No hay forma que se pueda incrustar en el pueblo la necesidad de defender a un partido que posee otroras funcionarios y dirigentes acusados de corrupción, por lo que de ahí, el PLD no obtendrá un voto, al contrario, lo perderá.
No hay que olvidar que el «bochismo» aún vive dentro de las filas del PLD, aunque hoy, parece que desde ese partido no hay nadie con ganas de sacar al líder fundacional e ideológico de la gaveta, donde lo colocaron desde que comenzaron a gobernar.
@Fdo_Buitrago