Dicen «los que saben» que en caso de que el PLD no se dividiera, Luis Abinader no seria presidente… que si hubiera sido Domínguez Brito el candidato el PLD se podía haber quedado, que sin el empuje de Leonel hoy el PRM no seria gobierno, etc. La realidad es que hay una distancia entre las primarias y las elecciones donde otros eventos cambian el panorama del electorado.
Si bien el partido morado en ese momento era hegemónico hasta el punto que la reunión de su casta política era todo un suceso, también lo es el desprestigio creciente y sea quien fuere el candidato se enfrentaba a un votante que despreciaba las formas clientelares de usar el poder para convencer.
Los resultados electorales eran y siempre serán, impredecibles, por lo que evaluar lo que habría pasado sin pasar son solo conjeturas.
Aun con años por el medio como para olvidar rencores, las causas de la ruptura y «lo dicho» fué demasiado fuerte como para llegar a acuerdos si Leonel y Danilo siguen al frente de sus organizaciones. Un eventual real acuerdo entre dos fuerzas que hoy se depredan entre si podrian hundirlas para siempre al descrédito en la mente de los dominicanos, al menos, es «muy pronto» (el 2024).
Aun con los errores del Gobierno (que no han sido pocos), además se cumpliera el que funcionarios llegaron a hacer lo mismo que los «otros» bajo incluso el estigma incrustado en la mente de los dominicanos de que «estos son los del 2004», el contexto sociopolítico no es igual y poco a poco, el electorado es menos clientelar y más consciente en un mundo altamente interconectado.
Las cifras hoy registran que el PLD y la Fuerza del Pueblo, juntos, no sobrepasan un 28% y que como se predecía el PRM va bajando en las encuestas mientras que el presidente está bien posicionado y las razones para ello son que la figura presidencial no es «tradicional» incluso, ni para su propia organización política que ha sido uno de sus principales escollos por el afán de dirigentes muy mediáticos de colocar a militantes con la vehemencia de creer que el gobierno es una agencia de empleos gracias al desconocimiento de las leyes que rigen el estado actual sobre servidores públicos.
El Gobierno funciona entre pandemia y varias crisis mundiales que convergen, muchas de sus promesas no serán cumplidas posiblemente por falta de presupuesto, pero reformas importantes demoradas durante años de inmovilismo, corrupción e impunidad, destapados por un ministerio público «al parecer» independiente, están siendo acometidas además de algunos puntos que han cambiado la forma de gobernar incluso con nuevas formas acuñadas como populistas que impulsan su aprobación.
Luis Abinader hoy se separa de los políticos tradicionales incluyendo los de su partido y solo una aguda crisis o algunos errores en el camino podrían cambiar un poco el camino electoral toda vez que los «otros» no pretenden reinventarse para insertarse con nuevos bríos en la mente de los dominicanos que «ya les conocen» sobre todo a la hora del voto cuando otrora se apostó por ellos.
La masa votante hoy no es igual a la de 10 años.
La manera en que se comunica, tampoco.
Una aguda crisis económica se llevaría a este gobierno sino a sus competidores y toda la «partidocracia tradicional».
El «se van» siempre fue para todos nnada máslo para los que estaban en el podium y aunque es cierto que un mes no es igual al otro, la conciencia de los pueblos siempre va hacia adelante y esta vez es posible que el cuento de «ahí viene el lobo» pase a ser solo una fábula.