Como un virus, las alianzas aportan o perjudican de lado a lado.
Una alianza bien hecha puede disparar la valía, pero igual, puede destruir o entorpecer… no siempre hay que aliarse, no siempre hay que apurarse.
El proceso del 2020 fué traumático.
El adefesio de elecciones primarias en el PLD terminó de obligar a Leonel Fernandez a marcharse del PLD quien, no contento con la ausencia de probabilidades y agobiado por demostrar que podría ser el presidente con más períodos presidenciales, además, con la necesidad imperiosa de reivindicarse luego del Quirinazo, optó por apostar a «sacar» a los «mal agradecidos y perversos de Palacio», a sabiendas de que quedarían miles de compañeros del «viejo partido» sin trabajo y por ende, sin tener con qué pagar las hipotecas y sus modus vivendi.
Todo estaba plasmado para que a pesar de la Marcha Verde, Oderbretch, la impunidad rampante que protegía la corrupción casi sin fin que seguro, se produjo en los años del PLD, pero acentuados en sus últimos periodos del «danilismo», ese partido se quedara gracias a su clientelismo que mantenía a la población sumida en la necesidad de dádivas entre pechos abultados de las divas de Tornado.
Los problemas en el PLD hacen que la figura de Luis Abinader capitalizara los «ni unos ni otros» que se produjo luego del terremoto, porque hay un gran segmento de la población que «señalaba» a Leonel tan culpable como Danilo del camino de la corrupción y por eso, el tres veces presidente no prevaleció para esas elecciones, ganando incluso un puntaje muy bajo, pero igual, gracias al sacrificio de por ellos, priorizar que Luis ganara en primera vuelta en detrimento incluso de tener que esconder su ego, al menos por unos meses pero lograr la satisfacción del deber cumplido: «sacar a Danilo».
Luis, obligado a cumplir las promesas de campaña de «Justicia Independiente», «barajó» hasta que la opinión pública le impuso a Doña Mirian Germán quien, para colmos, había sido maltratada personalmente por Danilo y Jean Alain.
Los tiempos que llegaron cumplieron las profecías y quién sabe, han dado goce a Leonel, pues ni el regreso mediático del guion de Quirino (segunda temporada), no solo no quitan el sueño a Leonel, sino que este ha seguido creciendo, sobre todo, en el escape que se ha producido desde el PLD, pues la fuera del Pueblo no ha crecido hacia afuera de ese nicho electoral.
A ciencias ciertas, más allá del discurso político y la necesidad de la Fuerza del Pueblo de tener que creer que pueden ser gobierno, el efecto de los sometimientos a la justicia están «entretenidos» en lo segmentado, en el tiempo, que está la llamada Justicia Independiente que lleva, hasta la fecha, casos del 2012 hacia acá, como si la corrupción fuera como cuan tierra plana que más viejos que de esa fecha caen en el abismo, se desaparece, nada ocurrió antes.
Leonel, quien fuera objeto de las primeras marchas y acusaciones de aquel «déficit fiscal», los murales de la corrupción y otras manifestaciones pre-marcha verde, hasta ahora ha visto librado a sus anillos de señalamientos en medio de un clima extremo de chapucerías de tipo «danilistas» que convierten las «indelicadezas» de la era Leonel en cuentos de hadas y el tres veces presidente va como caminando encima del volcán sin quemarse y seguro, con una sonrisa entre los labios viendo como los que le llevaron a no obtener su cuarto mandato hoy llenan los titulares.
La Fuerza del Pueblo se ha nutrido de la militancia leonelista y la que al fin «ha perdonado» aunque sea de forma parcial la culpabilidad «obligada» de Leonel de ayudar a terminar con la era PLD, pero el tema es muy complejo, porque el descrédito del partido morado, hoy, señalado, acosado por la Justicia, impide que el tres veces presidente pueda construir una oración de alianza con los que aún no están sometidos, el solo pertenecer a ese partido, los señala.
El descrédito del PLD como partido podría extenderse a la Fuerza del Pueblo si intentan pactar, despertarían a los que «se han olvidado» de los «casos archivados» y reeditarían los reclamos de «justicia demorada» y que hoy se encuentra entretenida.
El camino de la Fuerza del Pueblo a convertirse en el principal partido de oposición posee como target de militancia a los morados, pero si se atreven a pactar con su «casta» que llega incluso a movilizarse para defender a presuntos corruptos, podrían hacer que la población comience a ver los tonos del verde semimorados y con ello, un atraso en las aspiraciones a futuro de mucha de su militancia.
Una alianza entre PLD y Fuerza del Pueblo es factible porque son «lo mismo», sin embargo, entre la competencia de egos, principalías y calendarios presidenciales, luce demasiado forzado ver a Danilo (Abel) y Leonel levantándose la mano mutuamente… acusando a los de aquel camino de estar cerrado cuando la justicia está más viva y abierta que nunca, pidiendo almas al menos, para el purgatorio.
@fdo_buitrago Fernando Buitrago 809-805-8343
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