Las penosas imágenes de un mitin del PLD quien sabe donde, con las caras ajenas de los que se ven son llevados en «guaguas» para hacer bulto por quien sabe cuánto repartido, costumbre de los partidos mayoritarios y más entendible ahora por los dirigentes morados que no pueden obligar a los «empleados», dan vergüenza.
Sigue la campaña prematura de los verdes y los morados, desesperados, como si en ello les fuera la vida para aprovechar el desenfoque y entretenimiento de los que gobiernan.
El PLD es cierto, no está muerto, sus estructuras, debilitadas, están ahí, su militancia, menos servil, ahora, desempleada, languidece devolviendo las casas que pensaron podrían pagar porque eran cuasi eternos, mientras se enteran de que sus castas se hicieron millonarios y ellos solo tenían un sueldo, experiencias no transferibles para los que ahora, de otro color, cometen errores del ego que produce estar arriba aunque sean pocos meses.
Nada ha cambiado en el PLD, incluso, pueden haberse degradado aún más de cuando procedieron a dividirse, a consumirse a lo interno y salir, para ahora caer en la trampa del destapar la cloaca infinita de gobernar desde mandos corruptos a todos los niveles y las consecuencias de ello en medio de un clima de el dizque «justicia independiente» que tiene nada más y nada menos que al ex-procurador preso y a un hermano del ex-presidente.
SI estaba de parranda el PLD era Cleren adulterado lo que bebieron ahí y más que actos insípidos necesitan encontrarse a sí mismos y eso, al menos desde los mandos reciclados actuales, es tarea demasiado difícil.