PLD vs. PLD: Juego de suma cero

suma ceroA su vez, ambos, Fernández y Medina, son igualmente responsables de la crisis estructural institucional y de la ausencia de un régimen de consecuencia. Pudieron haber cambiado el rumbo de nuestra historia en términos de impunidad y corrupción y por el contrario, optaron por perpetuar lo existente. El “balaguerismo” como cultura gobernó a través de ellos.

El 10 de octubre del 2018 escribí un artículo titulado “El PLD desde el punto de vista de la Teoría de Juegos” en la cual, entre otras cosas, afirmaba:

“Sabemos que hay dos sectores hegemónicos dentro del PLD, uno liderado por el expresidente Leonel Fernández y otro por el actual presidente, Danilo Medina. Presento varios escenarios.

 

1. Escenario 1. Los dos sectores hegemónicos continúan percibiendo sus intereses como mutuamente excluyentes y jugando al todo o nada, lo que se denomina Juego de Suma Cero. No hay negociación.

Resultados posibles en este escenario:

1A. Un sector aplasta al otro y logra hacerse con la victoria.

1B. Ambos sectores pierden, a su vez pierden el poder y el partido queda altamente lesionado.”

Y más adelante decía, “habría entonces que asignar probabilidades a cada uno de los escenarios. Dentro del escenario 1, el resultado 1A es quizás el que ahora mismo los actores perciben como el preferido, es decir un sector aplasta al otro, pero si bien su ocurrencia no es imposible, las probabilidades de éxito parecen nulas. Por lo que dentro del escenario 1, el resultado 1B tiene altísimas probabilidades de ocurrencia y ese resultado es de graves pérdidas para los actores involucrados …”

En efecto, tal como escribimos ambos perdieron. Ambos quedaron fuera del poder y todos quedaron altamente lesionados. Para colmo de males, es la propia hija del expresidente Fernández quien afirmó “Papi, tu los pusiste y tu los quitaste, el ganador eres tú”. Es decir, de víctima transformó a su padre en victimario.

Una vez el expresidente Fernández se percibe traicionado y engañado por un sector de su partido, alegando fraude electoral electrónico en las primarias, continúa tomando decisiones que no necesariamente fueron las más afortunadas: Renuncia al partido que lo llevó al poder en tres ocasiones y forma su Fuerza del Pueblo, en vez de esperar adentro, asentado en su base política. Saber cuándo esperar y callar es tan importante como saber cuándo hablar y actuar.

Por el contrario, forma tienda aparte y es políticamente corresponsable de que sus viejos compañeros salieran del poder. Sus familiares y colaboradores políticos se ufanan de eso: El desquite como triunfo político, manual de la irracionalidad estratégica.

A su vez, el presidente Danilo Medina en su último tramo cometió errores gravísimos. El peor de todos fue mantener las expectativas de su posible e inconstitucional segunda reelección. Esta indecisión provocó más de un disgusto entre los precandidatos a la presidencia de su partido, la incapacidad para articular con tiempo un candidato con reales posibilidades de alcanzar la presidencia y la unificación de sectores de oposición con el Dr. Fernández.

En efecto, hoy el doctor Leonel Fernández está habilitado por la Constitución de la República a volver a ser candidato presidencial pero no tiene al PLD. Y a su vez, el actual presidente Danilo Medina no está habilitado por la Constitución de la República a volver a ser candidato, pero tiene al PLD.

Hoy se quiere instalar un relato de que el Dr. Fernández evitó una matriz autoritaria. De eso no estoy seguro. Primero porque es la propia doctora Margarita Cedeño de Fernández, vicepresidente de la República y esposa del doctor Fernández quien afirma que el presidente Danilo Medina estaba dispuesto a concertar con Fernández. Segundo, porque un tres veces expresidente de la República, con un partido tan robusto como el PLD, fue también el que quiso insistir en volver a la presidencia. Esto es precisamente la forma más típica de autoritarismo, el caudillismo.

A su vez, ambos, Fernández y Medina, son igualmente responsables de la crisis estructural institucional y de la ausencia de un régimen de consecuencia. Pudieron haber cambiado el rumbo de nuestra historia en términos de impunidad y corrupción y por el contrario, optaron por perpetuar lo existente. El “balaguerismo” como cultura gobernó a través de ellos.

El PLD negó y criticó tanto a su origen que terminó imitándolo. Por un sencillo principio, ahí donde pones tu atención pones tu poder.

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