Un día se detendrá el éxodo… posiblemente, pronto… luego de que Danilo demuestre si es dueño absoluto inamovible, o permitirá democracia al fin dentro del partido… demasiados peledeistas expectantes, con pocas esperanzas si, pero expectantes.
El PLD juega con los mismos dados apostando a que el tablero diferente resulte mejores números pero la esperanza, más allá de los más acérrimos opositores de Leonel Fernandez, son pocas, aunque no lo digan.
Los verdes tendrán que demostrar que las palabras de su líder se conviertan en realidad pues desde ya existe grupismo, sectarismo, y algún segmento de su militancia deja mucho que desear pues, por más que, cuan camaleones, cambien de color, la forma es la misma y para quien desde afuera observa, da lo mismo ocho que ochocientos.
Sin embargo, para el militante PLD o FP, que hasta hoy son lo mismo, la diferencias entre uno y otro es la remota posibilidad que en el nuevo existan reales oportunidades de crecimiento y de «candidatearse» sin guia o manipulado por la OTAN oculta, mientras que en el viejo partido algunos apuestan a ocupar vacantes junto al penoso convencimiento que los viejos, que destrozaron el partido y lo sacaron del poder, no dejarán enfriar sus sillas y se aferrarán a ellas usando todas las artimañas y estiramientos posibles de sus mandos, simulando democracia, apertura y renovación.
Hoy el PLD se desangra pero un día caerá la última gota y el último migrante saltará el charco, entonces, y solo entonces, los que barajan posibilidades para las próximas elecciones podrán hacer algún que otro cálculo pero por ahora, ni se descarta alianzas para la próxima contienda ni los morados quedarán lo suficientemente pequeños como para no ser tomados en cuenta.