Polonia divide su voto en grandes ciudades y zonas rurales

poloniaLa deriva autoritaria del partido que gobierna Polonia, Ley y Justicia (PiS), ha pasado factura en las elecciones municipales celebradas en este país el pasado fin de semana, en las que las grandes ciudades polacas votaron en segunda vuelta mayoritariamente a partidos de la oposición, en detrimento de los candidatos de la fuerza ultranacionalista. Según los datos suministrados por el instituto IPSOS, el candidato independiente Pawel Adamowicz se impuso en Gdansk, mientras que el liberal Bogdan Wenta logró la victoria en Kielce y el izquierdista Jacek Majchrowski conquistó la alcaldía de Cracovia.

La votación se percibe como un primer test para medir el apoyo al PiS antes de las generales de 2019 y que hasta ahora se mantenía como líder de todas las encuestas con un programa conservador y nacionalista basado en una defensa de los valores tradicionales e importantes ayudas públicas. Lo cierto es que las grandes ciudades polacas ya habían

manifestado su malestar durante los últimos meses, con concurridas manifestaciones en las que se protestaba contra la reforma judicial, paralizada por la UE, con la que el gobierno se pretende otorgar al nombramiento de jueces afines en el más alto tribunal del país. Las manifestaciones han movilizado una considerable cantidad de voto que resulta decisivo en el resultado.

El profesor Jacek Majchrowski, alcalde la ciudad de Cracovia, considera que «hemos vivido una gran competición entre las ciudades, donde en general hay una mayor participación porque en mi opinión los resultados dependen siempre de cuánta gente vote». El hecho es que el PiS, en el poder desde 2015, es muy contestado en las ciudades, mientras en las zonas rurales sigue manteniendo el apoyo mayoritario de una población que se beneficia de las ayudas sociales impulsadas por el Gobierno. En total, el partido se ha hecho con 9 de las 16 regiones. Si bien parece evidente que ha tocado techo electoral, todavía conserva potencial de cara a las generales del próximo año. Y también resulta significativo, según los expertos, el hecho de que este resultado se produzca en segunda vuelta, después de que en la primera los ganadores no lograsen las mayorías necesarias. Jaroslaw Flis, experto político en la Universidad Jaguelónic, concluye que «estas elecciones se planteaban como un voto a favor o en contra del gobierno de Varsovia y dibujan un mapa bastante preciso de una Polonia políticamente muy dividida».

Los resultados

Para los detractores de Ley y Justicia, este partido ha iniciado una deriva autoritaria a través de una serie de reformas, entre ellas la polémica reforma del sistema judicial, que rozan las garantías del Estado de Derecho y que han hecho realidad la amenaza de sanciones por parte de la UE. Una hipotética salida de Polonia de la UE centró la campaña electoral, en un intenso final de campaña en el que Ley y Justicia ha insistido en que es una formación europeísta y respetuosa con las normas comunitarias, pese a sus continuos enfrentamientos con Bruselas. El líder de Ley y Justicia, Jaroslaw Kaczynski, valoró positivamente los resultados de su partido tras la primera vuelta, y afirmó que son «un buen augurio» para las generales. De hecho, en comparación con los resultados de las pasadas elecciones locales y regionales de 2014, Ley y Justicia ha visto cómo su apoyo en las zonas rurales y pequeñas poblaciones crece, mientras que de nuevo se acrecienta su derrota en las grandes ciudades, de ahí que Kaczynski hable de buenos resultados.

Además de esta polarización geográfica del voto, estas elecciones muestran un nuevo factor a tener el cuenta, el hecho de que los dos principales partidos liberales, Plataforma Ciudadana y Nowoczesna, han demostrado que son capaces de unirse en una coalición contra el PiS, un frente que podría repetirse en las generales. Esa alianza liberal parece haber sido un revulsivo para la clase media polaca, habitualmente reticente a la hora de acudir a votar en las elecciones, hasta el punto de que la participación registrada en la primera vuelta, que superó el 54%, ha sido la más elevada de unos comicios locales y regionales en la historia de la democracia polaca.

Stanislaw Grudzien, presidente de la comisión electoral local en Cracovia, reconocía anoche que «la verdad es que este año ha habido una participación muy alta, muy diferente a otras ocasiones, y el resultado, a efectos prácticos, es que determinará quién gobierne la Polonia local la capacidad para formar coaliciones. De ahí que ahora, los políticos luchen por conseguir el apoyo de los partidos más pequeños, para así poder hacerse con el poder».

Los analistas coinciden, además, en el efecto político que está teniendo en la sociedad polaca la película «Kler» (Clero) de Wojciech Smarzowski, basada según el director en experiencias de diversas personas y que narra la depravación de tres sacerdotes católicos. Estrenada hace solo unos meses, es la película más taquillera en Polonia desde la II Guerra Mundial y su mensaje anticlerical se ha vuelto contra el católico PiS y sus candidatos.

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