Arrabalización. Al lugar no llega el progreso que supone genera el turismo. Desempleo. Gran parte de su gente vive del chiripeo, zona franca y otros pocos trabajan de maleteros en el aeropuerto.
SANTO DOMINGO.-Elizabeth Martínez y sus cuatro hijos no existen, como tampoco al parecer la zona norte del municipio de Boca Chica, que abarca desde Altos de Chavón a La Caleta, el cual luce casi en total estado de abandono.
La joven madre con sus vástagos no cuenta con documentos de identidad, como le sucede a un 20 por ciento de la población escolar del lugar, que permanece arrabalizada y sumida entre la polvareda de sus angostas calles, el 90 por ciento sin pavimentar y copadas de basura, solares baldíos y casas a medio construir.
Allí, en esa franja de esta zona turística que recibe a cientos de miles de visitantes cada año, no ha llegado el progreso que supone genera la “industria sin chimeneas”.
El agua potable, un servicio imprescindible, le llega una vez a la semana, quincenal y a veces hasta mensual.
La mayoría de los pobladores de esta franja de Boca Chica, municipio que cuenta con 142,019 habitantes, se quejan de la falta de pavimento de sus calles, el desempleo y la ausencia de atención médica. El poblado completo abarca 140.9 kilómetros cuadrados.
Salud
El cuidado de salud, que debe ser garantizado a cada ciudadano, tienen que buscarlo en la maternidad de Andrés, Boca Chica, con apenas 35 camas para internamiento.
El más cercano servicio de atención primaria es la clínica rural de Monte Adentro, en la comunidad de La Caleta, que permanece como una especie de “elefante blanco” por la ausencia de personal y condiciones para asistir a pacientes.
La pizarra del “centro” da cuenta de que los lunes, martes y miércoles ofrecen consultas pediátricas y general, pero la realidad es otra, ni siquiera hay un recepcionista que informe lo que aquí se ofrece.
En la sala de espera, a las 12:00 del mediodía del pasado miércoles, una paciente sola aguardaba hasta que dieran las 2:00 de la tarde para que le vacunaran a su bebé.
A simple vista se nota que no hay condiciones para ofrecer siquiera una atención de primeros auxilio si se presenta.
Radiografía urbana
A nivel municipal, desde Los Tanquecitos hasta “El 22” hay un reclamo generalizado del asfaltado de aceras y contenes que no existen.
“Apenas están pavimentadas vías principales perpendiculares a la autopista Las Américas, como la calle del Dentista y la Country Club que enlaza tres barrios”, puntualizó la comunitaria Fátima Tavares.
Como encargada de Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) del Foro para la Participación Municipal de Boca Chica, y la Federación de Junta de Vecinos, ella entiende que de cambiar estas condiciones mejoraría la calidad de vida de la gente del lugar.
Asegura que fruto de este último malestar son reiterativos allí los problemas respiratorios y otras enfermedades, porque cuando llueve también se multiplican los vectores, además de las dificultad de tránsito.
Otro problema que afrontan es el mal estado del alambrado eléctrico, fenómeno al que atribuyen los actos delictivos, especialmente en horas de la noche, y que no cesan a altas horas de la noche la inseguridad ciudadana que les preocupa.
Desempleo
“Además nos afecta el desempleo, los jóvenes no tienen centros tecnológicos donde aprender algún oficio que les permita trabajar; no tenemos centro médico, confrontamos problemas con las acometidas de agua, salvo los que estamos más próximos a la avenida Las Américas”, puntualizó la comunitaria.
Otra de las necesidades del lugar son espacios deportivos para niños y adolescentes en la mayoría de los sectores, así como de recreación.
Igual necesitan más escuelas, según Tavárez, quien reclamó espacios de formación para que las mujeres aprendan emprendimiento y se generen el sustento familiar, aparte de algún centro geriátrico.
Producción
Según Jorge Ozuna, director de la Escuela Básica Profesor Delgadillo, sector Los Unidos, gran parte de la zona, específicamente de La Caleta dependía en tiempo atrás de la pesca, pero hoy la mayoría de la gente vive del chiripeo y la zona franca, mientras una minoría labora en turismo y en el Aeropuerto Internacional de las Américas, como maleteros o mecánicos.
Ozuna, al igual que decenas de personas, deplora la precariedad en la recolección de la basura, a lo que asocia la contaminación ambiental y las enfermedades.
A pesar de que en esa franja hay más de 20 escuelas, y una buena parte con la modalidad de tanda extendida, manifestó que faltan más planteles.
En Brisa del Norte sus habitantes dijeron que tienen que movilizarse hasta más de un kilómetro de distancia y pagar motores para llevar a sus hijos a recibir clases.
Ozuna afirma que tiene a cargo una población de 725 estudiantes, y otro grueso espera para que los inscriban, pero esperan nueve maestros para aceptarlos.
“Un veinte por ciento de nuestros estudiantes carecen de documentos y a eso se le suman también los extranjeros”, añadió Ozuna, quien informó que el Ministerio de Educación trabaja en coordinación con la Junta Central Electoral para proveer de identidad a los alumnos y personas que como Elizabeth Martínez “no existen”, por no aparecer en registros del Estado dominicano.
Falta identidad
La falta de documentos es un drama que no solo afecta a Elizabeth, quien no puede trabajar y vive sumida en la pobreza por esa “desgracia”.
Dos de sus hijos no van a la escuela debido a esa situación. Yajaira Jerez es otra joven recién parida que junto a varios miembros de su familia está en igual situación.
De ahí que estas personas están condenados a permanecer en la pobreza, como sucederá a todo el entorno si las autoridades no van en su auxilio lo antes posible.
Movilidad
—1— Transporte
En motoconcho le cuesta RD$50.00 a lo interno, y guagua de 30 a 75 al Distrito Nacional.
—2— Turismo
La presencia de turistas es rara, según los residentes que exhiben bajo nivel socieconómico.