Por qué tantos psicópatas son jefes: la respuesta está en la prehistoria

jefes y psicopatiaBrian Klaas, profesor de ciencia política en el University College de Londres, ha escrito un libro titulado Who Gets Power And How It Changes Us (Quién obtiene el poder y cómo nos cambia). En su obra, Klaas analiza el fenómeno por el cual tantos psicópatas alcanzan cargos de responsabilidad en el mundo de la política, pero también en el de la empresa.

El propio autor ha escrito un artículo en el Daily Mail en el que intenta explicar el fenómeno. «¿Alguna vez ha criticado a políticos corruptos o líderes empresariales megalómanos? ¿Hay momentos en los que piensa que su jefe es egoísta, hambriento de poder o incluso un psicópata genuino?», se pregunta.

«He pasado décadas analizando estas preguntas. He explorado quién obtiene el poder, por qué lo obtienen y cómo se comportan cuando lo logran», dice Klaas. «¿Es, como nos diría el viejo adagio, que el poder corrompe? Bueno, posiblemente, pero he tenido mis dudas», señala Klaas.

El autor cree que, en realidad, «los narcisistas hambrientos de poder están buscando activamente posiciones que les den control sobre los demás».

«Ciertamente, estas personas parecen estar bien representadas en puestos de liderazgo, desde los más altos cargos del estado hasta los puestos más subalternos en la gestión de la empresa. Más preocupante aún, por profundas razones evolutivas, el resto de nosotros hacemos nuestro mejor esfuerzo para ayudarlos a alcanzar el poder del que luego abusan», reflexiona el autor.

«Surge una pregunta fascinante: si bien siempre asumimos que el poder corrompe, ¿es posible que las personas corruptas y corruptibles busquen el poder? ¿Ese poder no es una fuerza que vuelve mala a la gente buena, sino un imán que atrae a la gente mala?», plantea Klaas.

«¿Por qué dejamos que suceda? ¿Por qué los narcisistas corruptos ocupan con tanta frecuencia puestos de responsabilidad?», dice el autor. «En parte, se debe a que nuestra idea de lo que hace a un buen líder está arraigada desde nuestros primeros años. En un estudio suizo, se pidió a niños de entre cinco y 13 años que jugaran a un juego de computadora en el que eligieron un capitán para un barco imaginario basado en dos caras en la pantalla», explica Klaas.

«Lo que los niños no sabían era que los dos capitanes no eran aleatorios: los rostros pertenecían al ganador y al subcampeón de los políticos en las recientes elecciones parlamentarias francesas. Sorprendentemente, el 71% de las veces los niños eligieron al candidato que había ganado las elecciones», revela.

«Parte del problema, al parecer, es que nuestros cerebros no han cambiado desde la Edad de Piedra. En ese tiempo ha habido aproximadamente 8.000 generaciones, y alrededor de 7.980 de ellas han vivido en sociedades en las que el tamaño y la fuerza eran ventajas importantes», explica Klaas.

«Nuestros cerebros están diseñados para favorecer a las personas que parecen ser buenas para defenderse de los tigres dientes de sable o cazar gacelas. Nuestro mundo ha cambiado, pero nuestros cerebros no. Si se combinan esos prejuicios de la Edad de Piedra con el racismo y el sexismo de hoy en día, el problema empeora aún más», añade.

«¿Por qué hay tanta gente horrible a cargo? Es un acertijo particularmente urgente de resolver porque los que están en el poder nos decepcionan constantemente», plantea el autor.

Klaas plantea alternativas: «Podemos reclutar de forma más inteligente. Podemos recordar a los líderes el peso de su responsabilidad. Podemos hacerles ver a las personas como seres humanos, no como abstracciones. Podemos rotar al personal para disuadir y detectar abusos. Podemos usar pruebas aleatorias para atrapar manzanas podridas. Y si vamos a observar a la gente, podemos centrarnos en los de arriba que hacen el daño real, no en las bases».

«Con un esfuerzo concertado y las reformas adecuadas, podemos hacer retroceder el péndulo, alejando a las personas corruptibles que buscan y abusan del poder e invitamos a otros a ocupar su lugar», concluye.

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