El presidente Luis Abinader decretó e inmediatamente salen los haters y algunos llamados periodistas que no leen, no investigan, no saben, elevando la mediocridad de la «pluma» ya asaltada por los charlatanes y corruptos, a la línea de la ignorancia.
El decreto dado a Elliz Perez y Natalia Mármol es honorífico y claro, siempre habrá quien incluso rebusque en algún dinero para dieta, algún «eso te dicen pero tu verá», etc, etc, porque la mediocridad, la cualquierización del carácter consumista del ciudadano devenido en solo cliente, el desastre de sociedad clientelar e inhumana que vivimos, da poco espacio para el amor, la entrega desinteresada, al ser buena persona,donde el mayor delito pasa a ser servir a los demás, servir a la patria, tener amor al país y esperanza en un futuro mejor.
Es difícil «bregar» con tantos manipuladores, de oficio y no, periodistas que no leen, profesionales o no, odiadores a tiempo completo, políticos o no, el mundo nos ha convertido en una jairia de hienas donde el amor corre y se esconde para no solo ser comido, sino despedazado.
Entiendo, claro, entiendo, que demasiada gente no entienda, sobre todo los que se han quedado resentidos porque alguien no los vio en el medio del camino y por no ser vistos, traicionaron temprano no a personas sino a la esperanza de un mundo nuevo, porque el ser humano no puede ir por la vida pensando aprovecharse de todos, de todas, de todo, sino sembrando, sumando, dando amor.
En una sociedad donde el que no es politólogo se ajusta el título, donde tantos dicen ser ingenieros y no han pasado el sexto grado, donde se necesita couch hasta para defecar, donde el periodismo se convierte incluso en lo individual y todos quieren retratarse, quieren «figurear», tener su «propio canal, sus propios likes, su propia vida vacía», es una esperanza «verde» que de vez en cuando aparezcan personas que para colmos, no tengo el gusto de conocer, que gente acepte decretos honoríficos solo con las ganas de aportar, nada más.