Presidente Luis Abinader, legado por escribir

“La Muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida” Jose Martí.

La prensa mala, sin contenido, insiste en buscar acorralar al presidente Luis Abinader y comentar temas que ahora solo le competen a los políticos, como el futuro del presidente más allá del 2028, enfocándose en las llamadas «obras» y en la reelección, sin entender el legado que se construye. El paso por la historia de cada ser humano es lo que se evaluará y trascenderá. Quién sabe, en dos generaciones incluso, la especie humana tal vez ni sobreviva. «Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz», como dijo Martí.

El presidente posee varios retos, pero el principal es «crear un nuevo país» basado en corregir y/o lanzar temas esenciales para los años venideros:

Haitianización descontrolada: Descontrol, contrabando de personas, implicación de altas esferas empresariales en el caos y el desorden, imposición del control en zonas arrabalizadas por la inmigración ilegal. Todo sumido en el falso pensamiento de que un muro era la solución y ahora, es que va a peor.

Cultura: La ausencia de políticas públicas en cuanto a la cultura, que es la única que salva a una sociedad, que es lo único que hace a una nación ser respetada, prevalecer o mostrar su decadencia. La ausencia de planes reales en cuanto a cultura ha dejado a merced de la chavacanería y la decadencia todas las expresiones autóctonas y las raíces como pueblo, para terminar siendo arropadas por el caos y desorden, generando y maximizando lo peor del comportamiento humano.

Deportes: La República Dominicana está atrapada además en la ausencia de visión de desarrollo deportivo, más allá de los esfuerzos de privados que siempre serán limitados frente a lo que puede hacer el Estado si visualiza el deporte como piedra angular que convoque a las juventudes, niñez y la sociedad entera a "no estar por ahí inventando" sino practicando un deporte, no solo por lo competitivo sino como forma sana de emplear el tiempo.

El presidente comanda un país ahogado en el desorden, donde «violar una luz roja de un semáforo» es lo normal, donde el irrespeto a las leyes es norma. Por lo que, precisamente, dar un vuelco al estado actual de las cosas, más allá de las obras de infraestructura o los cambios en lo político partidario, pueda hacer que Luis Abinader sea recordado como el presidente que verdaderamente encaminó a su país al desarrollo, ya que los anteriores se preocuparon tanto en las llamadas obras que olvidaron que la principal es crear al ser humano, y ahí suspendieron todos, hasta hoy.

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