El PRM oficialmente se movilizó para la pasada marcha contra la corrupción y impunidad, era la convocatoria perfecta en el momento adecuado.
La marcha fue convocada por personas o grupos que niegan o aborrecen el actual sistema de partidos, que culpan tanto al partido de gobierno como a los de oposición del descalabro institucional, la corrupción y la impunidad.
Entre los convocantes a la marcha hay grupos de izquierda, de derecha, otros autonombrados Sociedad Civil pero financiados por un gobierno extranjero, e instituciones tan desprestigiadas e igualmente financiadas desde «afuera» como Participación Ciudadana. Gente decente ligada con arribistas y tradidores a la República Dominicana.
Todos quisieron engancharse a la convocatoria hecha por personas de prestigio pero abiertamente anti-sistema.
El PRM ayudó a que esos movimientos adquirieran más fuerza, pensando que es de «ellos» el mérito, sin saber, que si «pasa» algo correría exactamente la misma suerte que su oponente político.
La gran disyuntiva de las cirscuntancias: ¿qué hacer?, ¿cómo reaccionar?
Las críticas que a lo interno en el PLD son las mismas que a lo interno se le hacen al PRM.
El militante perremeista clama por lo mismo que claman los militantes peledeistas dentro de sus respectivas organizaciones.
Ambos, con diferencias, claro, son patas de la misma mesa, el sistema politico imperante, corroido por el dinero, clientelismo, narcotraficantes y empresarios desconsiderados.
¿Por qué el PRM decidió dar fuerza a un movimiento que evidentemente les niega?
¿Estaría el PRM, por ir a la contraria al PLD, estar vistiendo a un enemigo emergente?
¿Causaría esto una futura alianza entre los partidos actuales contra nuevas fuerzas que deben surgir en la República Dominicana producto del descredito de los actuales actores?

