Los últimos acontecimientos podrían ser el preludio de algo peor, porque antes, lo necesario había ocurrido… funcionarios del gobierno excediéndose en sus funciones y la arista más odiosa que cunde entre las militancias, obligar a los serviciadores públicos a inscribirse en el partido o pagar coimas para mantener las campañas a veces, de sus jefes.
El discurso del Cambio ha sido destruido por el comportamiento «normal» de los que tenían que llevarlo a cabo, botellas, amenazas, inconductas, mostrando que simplemente, no eran cambio, eran lo mismo.
El Gobierno ha asumido retos que si constituyen propuestas que hace mucho rato debieron ser llevadas a cabo, pero que el Status Cuo se negaba: Justicia Independiente, Organizar el tema de la Tierra, Intervenir cuencas acuíferas y sobre todo, darle continuidad a las obras de los gobiernos anteriores, sepultando la actitud mezquina de los que nos han gobernado, hasta hoy.
Sin embargo, Abinader y Su Cambio frente a un Status Cuo corrupto, indolente, que cree que las «botellas» es «normal» y se atreven a defenderlas, enarbolar las peores prácticas del clientelismo como válidas, el presidente no pude cambiar solo con su deseo, la propia composición social del partido que milita ni de la clase política en general.
El PRM demostró que, como partido, es más de lo mismo, heredero del viejo PRM que como mismo, escribió páginas de las cuales el pueblo puede sentirse orgulloso, las malas prácticas en el gobernar y las luchas internas mancharon su reputación creando hasta el «maleficio» de que solo duran cuatro años, que deben buscar romper.
La figura de Luis Abinader luce menos maltratada y, sin embargo, ni él mismo podrá forzar demasiado el discurso del Cambio porque sería contraproducente, pues la misma población que se había olvidado un poco de la historia y que le creyó, hoy, está actualizada.
Para el gobierno, la inocencia frente a los medios más el deseo de figureo han desembocado en el disparate, solo salvado por aquellos funcionarios que logran con su actitud y sus acciones salvarse del señalamiento de la población.
¿Controla Luis Abinader el partido?. Puede ser que sí, sin embargo, es hora de demostrar que un cambio de gabinete podría ser posible en el último periodo electoral que satisfaga al pueblo que reclama el fin del disparate y los corruptos gubernamentales, así como demuestra quien manda y enfrentar al chantaje que emana de ministerios y direcciones en el tema de dádivas, botellas y demás inconductas que han matado al Cambio.
@fdo_buitrago