El experto traído por el PRM decide dar recomendaciones sobre las elecciones con voto electrónico y con ello, ser noticia, además.
Aunque esto parezca válido, cuando se accede a las recomendaciones del experto son practicamente las mismas que algunos entes de la vida nacional han pedido anteriormente, son lo mismo, nada nuevo.
El experto, para colmos, llega tarde en algunas de sus recomendaciones como es la de autenticar con la huella digital y en el tema del reconteo.
Es curioso pues, hasta donde se tiene conocimiento, el experto no accedió al no ser autorizado libremente ni a revisar el hardware del sistema (equipos), mucho menos el software (el programa), y el código fuente que a es la base de las críticas pues sus algoritmos podrían haber sido manipulados según las denuncias. Para colmos, el experto tampoco accedió a las intríngulis en la cadena de custodia de los datos de las fallidas primarias.
El PRM, más allá de traer a expertos que dicen o dirán lo mismo que se sabe en RD, debería abocarse al reclamo de las auditorías internacionales de firmas autorizadas para ello pues, gracias a las declaraciones de las empresas telefónicas y de transmisión de datos usadas que anunciaron no haber habido infiltración se hace más sospechoso ante un eventual uso no autorizado desde uno de los nodos autenticados, o sea, que la trampa fuera desde adentro, sin violación a la red del sistema.
Nuevamente el hasta hoy principal partido de oposición se pierde en las ramas, pues más allá de la seguridad del sistema, es un tema de voluntad política, de manipulación del voto, de entidades que luchan no ser transparentes para con ello producir ganancias políticas, el tema en RD no es la falta de conocimiento, sino la imparcialidad de la Junta Central Electoral mortalmente dañada, no puedes pretender tener nueva exitosa cosecha con los bueyes cojos usados en la pasada fallida, no esperes clemencia de quien no quiere, así de simple.
Por desgracia, el principal partido de oposición sale a buscar su propia noticia con su propio experto, en vez de cohesionar a lo interno entre todos los demás que participarán en el anunciado matadero electoral y juntos, no recomendar sino obligar a que la institución encargada, la JCE, haga lo que tiene que hacer y cumpla con lo que tiene que cumplir.
Recomendar desde solo un partido solo es un acto completamente inocente que raya lo electorero pero sobre todo, poco, demasiado poco, objetivo.