Existen en el mundo de las redes lectores que siempre andan descontextualizado, o bien no entiende los comentarios o no le gusto el escrito, corre a la yugurlar de quien opina lo que no quiso leer.
Es claro, no le ha gustado el comentario, el escrito o la opinión, alza la vista, busca quien lo escribió, quien le «ha agredido» por escribir alguna verdad y lo condena a ser lapidado por su opinión.
Comienza la busqueda de todo su historial y prepara el ataque sin piedad, no importa si es un grupo público o de algún chat de moviles, ya ha seleccionado su victima, no le gusta como escribe, no le gusta su opinión y al no encontrar argumentos para rebatir la idea apunta a su garganta.
Destilando odios, rencores, prepara su andanada de perfectos calificativos ofensivos y descalificativos personales con tal de que explote, se moleste e incluso abandone el espacio donde solo su voz pueda oirse.
Listo cumple su deseo: «Rápido… matar al mensajero».

