La cercanía de la República Dominicana con Estados Unidos y la desbalanza en el desarrollo entre las dos naciones produjo el movimiento natural de su población hacia el norte, ocupando localidades importantes en la zona de New York y Boston, entre otras ciudades, hasta formar una comunidad pujante, aunque ni la de más preponderancia ni que alcanzara mayor poder de decisiones en el país acogedor.
Los Estados Unidos de Norteamérica es un país que logró independizarse de un imperio, tuvo su propia guerra interna, se expendió quitando territorios a otros países ya formados, casi exterminó a los nativos y desde esos tiempos comenzó a hablar de Libertad, se crearon dos partidos y han mantenido una competencia que no permite que se suban otras agrupaciones políticas y desde lo electoral no han evolucionado, en casi dos siglos.
A finales del siglo IXX, José Martí, patriota cubano, pronóstico la expansión de los Estados Unidos que se hizo más evidente desde la Primera Guerra Mundial y el declive de los imperios que hasta ese momento llenaban el mundo.
Es claro que aun con su poder, la hegemonía de los Estados Unidos comienza a ser historia.
La recien finalizada Cumbre de las Américas demostró que paises pequeños como El Salvador y Honduras poseen valentía como para afirmar posiciones, mientras que otros grandes como México y Argentina no quedan callados frente al presidente del país hasta hoy, más poderoso del mundo.
La guerra de Ucrania terminará produciendo que la alianza Asiática entre Rusia y sus cercanos, China y los suyos, India e Irán con acuerdos varios, todos entre sí, se enfrenten al bloque Estados Unidos + Canadá, Australia + Nueva Zelanda, Japón y Europa, siendo el pujante de todos ellos, China.
Tanto Estados Unidos como Europa basaron sus economías durante décadas en sustraer materias primas y en acuerdos comerciales beneficiosos con el resto del mundo, manteniendo la pobreza del resto mientras sus países crecían hasta que, dos diferentes periodos donde hay que mencionar la caída del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial, la «Revolución de Octubre» en Rusia, que dibujó paradigmas de justicia social hasta hoy, con temas de Guerras Fría e injerencismo en contraste con el proceso de descolonización posterior a la segunda guerra mundial que tuvo adjuntas revoluciones nacionalistas y liderazgos locales en América, África y Asia, hasta el día de hoy con el robo del oro de Libia y el asesinato de su presidente, la promoción de mercenarios para derrocar al líder de Siria, la intervención fallida en Iraq que terminó permitiendo su surgimiento de ISIS, la necesidad de la participación de Irán, Hezbolá y Rusia en la guerra con sede en Damasco, hasta la retirada vergüenza de la retirada de Estados Unidos de Afganistán, dibujó el preludio de lo que ocurre hoy.
La agresión contra Libia, el robo de sus recursos, incluido el oro en bancos europeos y el asesinato de Gadafi, desató el caos en el área y hoy los países del Sahara y subsaharianos se encuentran inundados de yihadistas, mientras que China, Rusia y otras naciones emergentes comienzan y avanzan en relaciones «ganar – ganar» y no con la cultura de la extracción de beneficio unilateral de sus antiguas metrópolis.
La llegada del TikTok anunció al mundo que no solo Estados Unidos podría tener una buena y global red social, Telegram sobrevive y avanza como mejor plataforma y más versátil que la estadounidense WhatsApp, mientras que el 5G surgió y se globaliza de mano de China.
Estados Unidos, para colmos, no ha podido «arreglar» los temas de racismo y desigualdad social, la drogadicción de parte importante de la población y el declive de los valores que, aun con tantas manchas crearon, termina separada entre ultraliberales y ultraconservadores liderados por un ex-presidente que parió el neo-fascismo racista que se resguarda en América para los «Americanos» siempre que sean rubios y protestantes, pasando por la necesidad de rescatar el Made In USA convertido en Made In China, se apresta a, no entendiendo la necesidad de pasos trascendentales en su política exterior, su declive inminente.
República Dominicana tiene en los Estados Unidos su principal proveedor y destino de sus exportaciones, además, en teoría, y solo en teoría, protector, hasta el punto que la llamada de un funcionario de alto nivel del «imperio» cambia el rumbo de una campaña electoral ante el aplauso de una clase política subyugada, complaciente o resignada a que las grandes decisiones se tomen del otro lado del mar.
Este lado del mundo ha cambiado tanto que los filmes que veíamos ahora se comparten con los de Europa, India, Turkia, superproducciones Chinas, filmes de guerras rusos, la música juvenil tiene tintes de Corea del Sur y las telenovelas más seguidas son Turcas, los gustos irán mutando y acostumbrándose mientras que las materias primas que antes se movían únicamente hacia el norte ahora viajaran allende los mares y la tecnología, a nivel «nano», mundo digital incluyendo celulares, videojuegos, piezas de repuestos a autos y todo tipo de herramientas que inciden en nuestra vida diaria, hasta probar que Estados Unidos está a décadas de competir en los misiles hipersónicos contra Rusia e India, hacen suponer que el principal proveedor de la República Dominicana ha cedido espacio, no puede evitar no hacerlo y que inevitablemente el actual gobernante quisqueyano como los demás tendrán que ajustar su política económica y sus relaciones internacionales a un nuevo mundo multipolar hasta el punto de, eventualmente, y en el momento que la historia se lo imponga, revisar la dependencia de su hoy principal proveedor, los Estados Unidos.