En el actual escenario político dominicano, la clase política no examina, ni los medios de comunicación, no solo en los desafíos internos, sino también en la capacidad del país para enfrentar los posibles impactos de una crisis mundial. Mientras el presidente Luis Abinader podría estar vigilando ante este contexto, la oposición estaría evaluando, callados, cómo podría capitalizar una situación adversa justo antes de las elecciones.
La estabilidad global es un factor clave para la economía dominicana, fuertemente vinculada al comercio internacional y a los precios de las materias primas. Ante la posibilidad de una crisis mundial que afecte los mercados globales, la República Dominicana podría enfrentar desafíos económicos significativos, desde la inflación hasta la disminución de la inversión extranjera.
En este escenario, la oposición podría estar evaluando que se beneficiaría de una crisis internacional. La hipotética repercusión negativa en los precios y la inestabilidad económica podrían ser utilizadas como puntos de crítica contra el gobierno actual, buscando erosionar su apoyo popular justo antes de las elecciones.
Mientras el presidente Abinader ni habla de ese tema, por cautela, posiblemente o desconocimiento, en el peor de los casos, mantiene debería tener proposiciones y planes de contingencia frente a cualquier eventualidad global, la oposición evalúa si una crisis externa podría debilitar la imagen del gobierno. Sin embargo, esta estrategia plantea interrogantes éticos, ya que podría priorizar intereses políticos sobre el bienestar de la población.
La ciudadanía dominicana no está consciente de los riesgos globales, ni cómo evaluar cómo sus líderes abordan esta compleja realidad.