La verdad es que no recuerdo cuando ni donde leí la siguiente frase con la que doy inicio al presente artículo: cito: «La tragedia de la vida consiste en que la mayoría de nosotros morimos sin haber nacido totalmente», termina la cita.
En esencia te conviertes en viejo antes de tiempo, viviendo en el pasado, confundido con el presente, asustado por el futuro y llevando una vida que no está a la altura de la filosófica de vida que te enseñaron los «maestros» que te formaron.
Estás en el umbral de la vida pero no sabes quien eres.
Los seres humanos no se atreven a intentar las cosas con las que sueñan por miedo, y peor aún la mayoría no vive, vegeta, hay gente en cuya lápida se podría escribir lo siguiente; fulano de tal, nació en 1965, murió en 1985, lo enterramos en el 2020.
Eso ocurre cuando tu capacidad de rebelión se ha perdido, y la fuerza negativa de la opinión pública cada vez pesa más en ti, de tal forma que piensas que tal vez tengan razón y por eso decides olvidar tus sueños de Quijote.
Ante las dificultades de la vida rendirte no es una opción, marchar hacia delante sí. El enorme potencial que yace en ti no puede ser ignorado, básicamente por ti mismo, ese es tu gran desafío.
Por eso concluyo el presente escrito con la imagen de un hombre que vivió feliz, entre otras cosas, porque supo hacer feliz a otros. Hoy es lunes, inicio de semana.
Atte: Gustavo Forastieri