El «día de esto», «el día de lo otro»… nos han fragmentado hasta los recuerdos, obligándonos a preocuparnos por un tema específico en un día concreto del año y luego, gracias a que otro tema reclama nuestra atención, nos olvidamos del primero.
Somos simples corderos llevados al matadero por los arquitectos del control social, surgidos de tanques de pensamiento que tienen como tropas a figuras conocidas en la sociedad y a los medios, siempre cómplices, seguidos por las hordas tontas de las redes sociales, influencers y otros, útiles para el espectáculo, algunos con cultura universal pero igualmente tontos, y otros, verdaderos analfabetos con un micrófono en la boca.
Estamos tan informados que no profundizamos en nada, nos entretenemos leyendo o escuchando banalidades de «comunicadores» que no han leído un libro y mucho menos tienen «tiempo» para hacerlo, sumergidos en los interminables scroll de tonterías de los inteligentes algoritmos de TikTok e Instagram que nos invitan a creer que todo se trata de Reels, donde de un minuto a otro podemos entretenernos sin recibir nada más que risas, mientras nuestras vidas pasan y ellos ganan dinero a costa de millones que ejercitan sus pulgares de video en video, con la cabeza inclinada, dañando la columna cervical y la vista, esperando solo unos meses para asistir al médico.
Ahora, los candidatos, muchos de ellos sin preparación alguna, nos hablan de ideología de género, un invento de la ultraderecha para estigmatizar las luchas sociales por la equidad y las reivindicaciones, hablan de reformas a la seguridad social sin tocar a quienes la obstruyen, los poderes que se alimentan de ellas, y por último, el «tema» de la «salud mental», en un sistema destrozado por el caos y la falta de respeto a la autoridad, que ha derivado en violencia generalizada y miedo, para que en los shows mediáticos los candidatos, que buscan obtener exoneraciones, hablen de un tema que desconocen, pues todo se trata de capitalismo, exclusión social, competencia desmedida entre actores del individualismo, creación de ganadores y perdedores, donde vale más un par de tenis que la leche de un bebé, y la presión social no se basa en los títulos obtenidos por estudios, sino en la última versión de un teléfono fabricado por un robot. Con todo eso, quieren que dediquemos nuestro tiempo a ver debates donde la pregunta final es: quién ganó y quién perdió, es decir, otra «pelea de gallos».
Los temas de moda los establecen aquellos que siempre han dominado el mundo y que consideran enemigos a aquellos que se dan cuenta de ello. Por eso, mañana, como moda, nos impondrán nuevos colores o matices. Eso es ser marioneta de un sistema que, cuando nos «pasamos», dice que hay que atender la «salud mental», el tema de moda.