En la historia de la humanidad hay personas que han sobresalido por crear cosas, adelantos, marcando al ser humano.
Nadie sabe quien inventó la rueda, sin embargo, la humanidad se debe a este invento y ha avanzado por él por encima de todos los demas.
Cada cierto tiempo nace un hombre genial que sobresale y firma en el libro eterno, borrando con ello a su entorno.
Steve Jobs fue, indiscutiblemente, uno de estos hombres geniales, que tuvo ideas y las llevo a cabo gracias a tener a su alrededor un grupo de brillantes personas que supieron no solo «comprarle» la idea sino ser co-autores de ellas, contribuir y quien sabe, cambiarla completa, aunque esa parte del «cuento» nadie la escribe.
Los que permitieron que Jobs se adentrara en la historia del mundo son desconocidos para la gran masa de habitantes de la tierra e importan poco, aun siendo ellos los que verdaderamente hicieron posible el milagro y estudiaron varios años en las mejores universidades, a las cuales se llega gracias a ser brillantes antes.
Jobs solo no habria podido e incluso, sin que estuvieran dadas las condiciones para ello, o que algun que otro inversionistra no le «comprara» la idea no habria trascendido y caería en el baúl del olvido, como miles de personas igual o más brillantes que El, pero que no estuvieron en el momento adecuado para navegar con esa suerte.
Aun en vida, los colaboradores de Jobs los tiramos a la basura mientras que a El lo «condenamos» quien sabe si injustamente a la categoría de Dios, mandando a la mierda del olvido a sus discípulos.
