Transfuguismo y oportunismo

villetaEn la política dominicana no se da el transfuguismo, sino que se juega a la piñata del que ofrece más. Es imposible que surja el transfuguismo donde todos están a la espera del salto social o de la gran oportunidad impulsada por el accionar partidista.

Cambiar de chaquetas no necesita nada más que una buena oferta. No se juega con ideas, sino con los intereses. Por resoluciones electorales y constitucionales es imposible detener lo que mal se identifica como transfuguismo. Nadie puede impedir a un militante que desea cambiar de aire, que lo haga.

El principio básico de que el ciudadano milita o tiene simpatías con el que más se avenga a sus intereses intelectuales, ideológicos o económicos, no lo puede violentar nadie. No se puede secuestrar ni el pensamiento ni las acciones indecorosas de los mercaderes sociales.

En vez de lucha contra el mal identificado transfuguismo, lo que se tiene es que crear una nueva clase política, donde el partidismo no sea unos zapatos para buscar mejorar los niveles de vida, dar el gran salto social, conseguir un empleo o sencillamente para meterse unos pesos en el bolsillo.

En los viejos y desaparecidos grupos ideológicos de décadas perdidas, se proclamaba el máximo de los sacrificios para lograr la felicidad y el desarrollo del pueblo. Se ponía en peligro la vida, con tal de lograr la difusión de ideas que eran progresistas.

Si toca a la Junta Central Electoral y a los legisladores establecer quién es el dueño del cargo, el partido o el regidor, el síndico, el diputado o el senador. Hoy el dueño es el funcionario electo, el que se puede ir al gobierno o a otro partido de oposición cuando le venga en gana.

Si se quiere evitar la piñata de entregar militancia al mejor postor, se tiene que establecer que el cargo le pertenece al partido, y no a la persona que resulta electa en las elecciones. Pero esa medida chocaría con una praxis constitucional, de que el ciudadano vota en forma libre, soberana, independiente y secreta.

El partido únicamente es el estribo donde se monta un aspirante para presentarse a los electores. Su permanencia depende de hasta donde se le pueden satisfacer sus ansias económicas. Este es un tema permanente en la vida política nacional y no se va a solucionar con la emisión de notas de prensa.

Los partidos políticos tienen que educar a su militancia de que llegar al gobierno, no es solo hacerse de una posición económica. Hay que ir y aplicar a las viejas cartillas de moralidad, pulcritud y defensa de los mejores intereses nacionales.

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