Donald Trump ha decidido cambiar parte de su estrategia frente al coronavirus mientras el número de casos se dispara en el sur de Estados Unidos. El presidente, que hasta hace dos semanas se había negado a aparecer en público usando mascarilla, ha tuiteado este lunes una foto suya con el cubrebocas y ha escrito que llevarla es un acto “patriótico”. Horas antes, había anunciado que retomará las ruedas de prensa diarias para informar sobre los avances relacionados a la pandemia. Las dos acciones llegan cuando la aprobación de su gestión de la crisis apenas alcanza el 38% de la ciudadanía y los contagios en el país rozan los cuatro millones, a tres meses y medio de las elecciones presidenciales.
«Estamos unidos en nuestro esfuerzo por derrotar al Virus Invisible de China, y muchas personas dicen que es patriótico usar una máscara facial cuando no puedes practicar la distancia social. ¡No hay nadie más patriótico que yo, vuestro presidente favorito!», escribió el republicano que durante meses se mostró escéptico en el efecto que podría lograr usar la mascarilla a pesar de que la evidencia científica muestra que pueden ayudar a controlar la propagación del coronavirus.
Cuando el Centro de Enfermedades y Prevenciones (CDC, por sus siglas en inglés) recomendó en abril usar la mascarilla en público, Trump remarcó que no era obligación y que no creía que se la fuese a poner. El asunto sanitario se volvió cada vez más político en Estados Unidos. En varios Estados gobernados por demócratas se impusieron rápidamente órdenes ejecutivas para que el uso de los cubrebocas fuese obligatorio, mientras que los liderados por republicanos tardaron, como Texas, uno de los más poblados del país, convertido ahora en uno de los epicentros del virus. 25 Estados y el Distrito de Columbia cuentan con órdenes gubernamentales al respecto.
La brecha entre la postura del presidente estadounidense y su propio equipo de expertos de salud se dejó ver hasta este domingo. Trump dijo en una entrevista a la cadena Fox que no iba a imponer el uso obligatorio de las mascarillas en todo el país porque quiere que los estadounidenses tengan “cierta libertad” y dijo que “también causaban problemas”. Robert Redfield, director del CDC y miembro del grupo de trabajo sobre el coronavirus en la Casa Blanca, dijo la semana pasada que el brote podría estar “bajo control” en menos de dos meses si todos se cubrieran el rostro. “No estoy de acuerdo”, sostuvo Trump en la tensa entrevista, donde quedó en evidencia la falta de motivos para decir que el país “lo está haciendo genial” en la lucha contra la pandemia, como suele defender el republicano.
La percepción de los ciudadanos, según los sondeos, también ha ido cambiando. Además de que Trump ha ido perdiendo apoyos, el 62% de los encuestados por Axios-Ipsos aseguró que usaba la mascarilla “todo el tiempo” fuera de su casa, en comparación con el 53% de hace dos semanas. La Administración de Trump ha sido criticada por transmitir mensajes contradictorios sobre cómo prevenir la propagación del virus y no mostrar un liderazgo fuerte ante los Estados que ignoran las recomendaciones de distanciamiento social.
Con el regreso de las ruedas de prensa sobre la pandemia, el mandatario pretende informar sobre las nuevas guías y “las cosas positivas” que se están haciendo, lo que podría significarle una ventaja electoral. Aun así, se convirtieron en espectáculos cada vez más tensos y a finales de abril se suspendieron después de que Trump sugiriera inyectarse desinfectante para eliminar la covid-19 del cuerpo.