Los médicos del Gobierno han convocado un paro laboral de 24 horas desde este miércoles. Exigen que se les pague, como fue acordado, el 15% pendiente de un alza salarial de 25% y de la cual se les pagó un 10% en enero pasado. El Gobierno no solo estaría atrasado en su compromiso, sino que tampoco le ha dicho a sus interlocutores las causas del atraso y cuándo resolverá la situación. De todos modos, estamos ante una situación que no ha debido producirse.
El paro resulta inoportuno en momentos en que el país está ante la amenaza de un potente huracán que ha motivado un gran operativo de prevención del que los médicos, particularmente los del sector oficial, están en el deber de formar parte. Es posible que los efectos del paro solo afecten áreas no sensitivas del servicio de salud, como consultas y cirugías elegibles, pero es imprudente en circunstancias como las actuales, de cierta incertidumbre en cuanto a los daños que pueda causar el huracán.
La valentía de los médicos no se vería mermada si adoptan un gesto de cortesía, más que ante el Gobierno, ante la gente que los necesita en los hospitales. Sus argumentos serían mejor entendidos si se integraran a servicio hasta que la perturbación climatológica se aleje del país. A partir de entonces, que hagan lo que creen más justo para exigir que les cumpla como a ellos se les exige que cumplan.
Solidaridad con México
Justo ayer, cuando se cumplían 32 años del terremoto que en 1985 devastó parte de la capital mexicana causando un elevado número de víctimas, y menos de dos semanas después de una sacudida de 8.2 grados, un sismo de 7.1 grados ha vuelto a sumir en el dolor y el horror a México. Edificios y otras obras de infraestructura colapsaron por el remezón y es temprano para cuantificar pérdidas de vidas y daños materiales. Precisamente ayer, dos horas antes de la tragedia, en la capital mexicana se realizaba un gran simulacro de movimiento telúrico para medir capacidad de respuesta ante estos eventos.
A nuestros amigos mexicanos un abrazo solidario en estos momentos de gran dolor y ansiedad por esta tragedia que ha venido a refrescar los sufrimientos causados hace 32 años por un evento de la misma naturaleza.