En medio de líderes que no quieren ceder sus espacios, una militancia adormecida, atontada por tanta banalidad y lucha de poder, comienzan a sentirse las voces que claman porque se acabe el duro y tonto punto muerto en el cual se encuentra el Partido Reformista Social Cristiano PRSC.
Egos por los cielos, líderes vigilantes de sus intereses particulares, han terminado abandonando a una militancia que se refugia en los demás partidos con posibilidades de competir para definitivamente, los colorao’s, servir de bisagra.
Es cómodo, para las castas dirigentes, jugar al gato y al ratón, según quien esté con posibilidades de ganar entonces apostar sus estructuras a ver «quien da más», y usar, otra vez, el partido a su conveniencia.
En cada elección se separan, se expulsan según quien este mandando y luego, como si fuera un tonto cuento de policia bueno policia malo se reconcilian como las parejas que se dan su tiempo y permiten acostarse con el enemigo… mientras el nuevo beso llega.
La militancia, usada, se cansa de este juego políticamente perverso que puso casi en extinsión al partido y que no le permite sacar la cabeza de forma digna.
El reformismo esta vivo, disgregado si, gracias al infantilismo de sus dirigentes que como niñas de kindergarten se pelean por un juguete.
Es hora de dejar el pasado atrás y pensar como militantes… por el bien del partido y del legado.