El descrédito político de Guillemo Moreno es un hecho.
El político debe conocer sobre contextualización y coherencia pues la ambiguedad, el tranfuguismo ideario o ideológico y el cambio de rumbo tiene que ser muy justificado e incluso, pedir hasta perdón, en meas culpas.
El ataque de Moreno contra Leonel primero (que mantiene) pero luego contra Luis en el tema de las Offshores y otros, fueron innecesarios y excesivos pero ahora aparece como un defensor de la «transparencia» del gobierno y asumió el discurso del cambio.
¿Qué pasó ahora que no pasara cuando Luis solo comenzaba y el único aval a presentar era prometer?.
Moreno, en ese «busca cámara infinito» que le hace no valedero de confianza, debió nunca apoyar de una vez sin justificar, con tiempo, que «estaba equivocado», que Luis es un hombre decente y que no es delito tener empresas offshores pero… acudir a un llamado de un cargo que no puede acceder por sus propias fuerzas sino por el «cadáver» de una campaña sucia desatada contra Faride desde dentro y fuera, «jondearse» esa candidatura, lo mata para el mañana.
El candidato oficial del PRM termina de hundirse en este 2024 aunque al final ese partido le apoye y ayudado por la apatía, a sabiendas que de todas las fuerzas del país están en contra de Omar.
Un ente que surgió justo en el momento justo pero que no supo capitalizar el nicho de «indignados» porque estos, en su mayoría, le vieron temprano el refajo y hoy, aunque el PRM vote por él, aunque terminen derrotando a Omar, los perremeistas están listos para que en esa actitud dicotómica acostumbrada, termine cortando el vinculo y quien sabe, otra vez, frente a los medios, adverse a Luis, diciendo todo lo contrario a lo que hoy, expone.